El volcán que hizo estallar la Revolución Francesa
El estudio tradicional de los acontecimientos históricos nos tenía acostumbrados a la causa-efecto. Un suceso lleva a otro hasta provocar un cambio sistémico. A veces, sin embargo, cuesta identificar esos puntos en el camino, especialmente los que tienen que ver con factores ambientales.
En los últimos años se han ampliado los estudios
sobre desastres naturales históricos y los investigadores empiezan a
desarrollar nuevas hipótesis vinculando acontecimientos separados por varios
años. Es algo así como el efecto mariposa, un pequeño aleteo en un punto remoto
del planeta que provoca un momento caótico en la otra punta.
En su reciente libro Desastres: cómo las grandes
catástrofes moldean nuestra historia (Capitán Swing), la sismóloga Lucy Jones
incide en la erupción del volcán Laki de 1783 -“el desastre natural más
mortífero de la historia de la humanidad”, según los expertos- y lo vincula con
la hambruna que asoló Europa y que fue un factor determinante que desencadenó
la Revolución Francesa (1789-1799).
El volcán Laki se encuentra en el sur de Islandia y
estalló cuando la isla apenas tenía 50.000 habitantes. Aún así, sus efectos
causaron millones de muertos. Las erupciones y las inundaciones de lava son
parte común de la vida de los islandeses. La explosión del volcán Eldgjá en el
siglo X está relacionada con la conversión de Islandia al cristianismo.
Ocho siglos después, exactamente el 8 de junio de
1783, una enorme nube negra se situó sobre el cielo de la isla. El estallido
del Laki duró ocho meses y depositó una capa de lava de quince metros de altura
en un área de más de mil quinientos kilómetros cuadrados, procedente de 10
fisuras diferentes.
Los flujos de lava cesaron a principios de 1784 tras
devastar la región más fértil de Islandia. Los gases venenosos continuaron
causando estragos durante años. Se calcula que murieron 10.000 islandeses a
causa de la hambruna y los millones de toneladas de emisiones de fluoruro de
hidrogeno y dióxido de azufre, que alcanzaron las capas más altas de la
atmósfera y convirtieron la erupción en una catástrofe sin precedentes.
Una niebla espesa cubrió Europa, provocando
problemas respiratorios en tantas personas que no había suficientes campesinos
para recoger las cosechas. En la estratosfera, las partículas de azufre
descompusieron la luz solar, enviándola de vuelta al espacio y enfriando
temporalmente la Tierra (en 1991, la erupción del monte Pinatubo hizo bajar la
temperatura 0,9 grados centígrados durante tres años).
Las temperaturas en Europa durante el invierno
siguiente fueron muy bajas. La ola de frío habría acabado con la vida de
millones de personas. En Francia, según recoge Lucy Jones, se desató una crisis
política cuando la reina María Antonieta supuestamente dijo que la nieve que
había cubierto las calles era “fabulosa para sus paseos en trineo” / LEER CRÓNICA COMPLETA
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