Hallan un gran perro cazador que pudo convivir con homínidos en Europa hace ya 1,7 millones de años
Los restos de un gran perro cazador prehistórico hallados en el famoso yacimiento de Dmanisi, Georgia, podrían ser la prueba más antigua de la llegada de estos cánidos a nuestro continente. Según creen los paleontólogos que han analizado los fósiles, datados hace entre 1,77 1,76 millones de años, estos perros cazadores habrían convivido junto a los homínidos que vivían en la misma zona en la que se han encontrado.
Los detalles del descubrimiento se publican esta
semana en la revista Scientific Reports.
Los científicos encontraron varias estructuras
dentales fosilizadas que sugieren que el perro de Dmanisi pertenecía a la
especie hipercarnívora Canis (Xenocyon) lycaonoides, el perro de caza
euroasiático que se originó en el Este de Asia y podría ser el ancestro del
lobo pintado que actualmente vive en la sabana africana, Lycaon pictus.
Se trata del perro de caza más antiguo que se
encuentra más cerca de Europa (Georgia está prácticamente en la frontera entre
Europa y Asia). Se sabe que durante el periodo Calabriense del Pleistoceno y a
lo largo de un millón de años (desde hace 1,8 millones de años hasta 0, 8
millones de años) una gran cantidad de perros cazadores procedentes de Asia
llegaron a Europa y África, siguiendo probablemente la ruta que emprendieron
nuestros ancestros pero en la dirección contraria. El registro fósil muestra,
de hecho, que este animal fue una de las especies carnívoras que más se
expandieron por el mundo.
Finalmente, estos perros salvajes desaparecieron de
Europa y Asia un millón de años después, durante la transición del Pleistoceno
inferior al medio, hace entre 800.000 y 900.000 años, pero sobrevivieron en
África hasta nuestros días, tal y como ha detallado en una nota de prensa el
Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA). Uno
de sus investigadores, Bienvenido Martínez-Navarro, es coautor de este estudio
liderado por Saverio Bartolini-Lucenti, de la Universidad de Florencia.
El equipo, en el que participan también
investigadores de la Universidad de Málaga, de la Rovira i Virgili de Tarragona
y de la Universidad Autónoma de Barcelona, no detectó un desgaste significativo
en los dientes del animal, lo que sugiere que cuando murió, el perro era un
adulto joven pero grande, estimando su peso en alrededor de 30 kilogramos.
Las características dentales del perro también
coinciden con otras especies similares a los perros salvajes (cánidos) de la
misma época, cuya dieta era mayormente carnívora (la carne representaba más del
70% de la misma). Así, sus premolares eran más estrechos y cortos que los de
los omnívoros mientras que su mula carnicera era grande y afilada.
EVOLUCIÓN
HUMANA
Dmanisi, situada en el Cáucaso a las puertas de
Europa y cerca del cruce entre África y Eurasia, es un sitio clave para
explicar la dispersión de grandes especies de animales pero sobre todo de la
evolución humana. En Dmanisi se encontraron también anteriormente restos de
homínidos que son la prueba directa más temprana de la salida de África. Esos
restos, con una antigüedad de entre 1,8 y 1,6 millones de años, pertenecerían a
una especie que se consideró intermedia entre el Homo habilis y el Homo erectus
y que ha sido denominada Homo georgicus, aunque hay paleontólogos que discrepan
y no creen que los homínidos que vivían en esa zona de la actual Georgia puedan
considerarse una especie diferenciada.
El hallazgo ahora de este perro cazador de una
especie considerada sociable, argumentan los autores del estudio, sugiere que
los cánidos cazadores vivían probablemente junto a esos homínidos.
Arriba, recreación de una escena basada en un
hallazgo paleontológicos: un grupo de 'Homo erectus' en el que uno de los
individuos ha perdido todos sus dientes y necesita ayuda del grupo para
sobrevivir; abajo, perros eurásicos cazando
una cabra 'Hemitragus albus' y detrás, otro perro al que la jauría ayudaba a
sobrevivir
Arriba, recreación de una escena basada en un
hallazgo paleontológicos: un grupo de 'Homo erectus' en el que uno de los
individuos ha perdido todos sus dientes y necesita ayuda del grupo para
sobrevivir; abajo, perros eurásicos cazando una cabra 'Hemitragus albus' y
detrás, otro perro al que la jauría ayudaba a sobrevivirMauricio Antón
A diferencia de otros cánidos de gran tamaño, como
los lobos comunes, esos perros depredadores eran capaces de ayudar a otros
miembros de su grupo, como se demuestra en un cráneo muy completo de hace 1,6
millones de años de Canis (Xenocyon) lycaonoides que se encontró en 1995 en el
yacimiento español de Venta Micena, expuesto en el Museo de Orce. Se trata de
un cráneo asimétrico al que le faltan varios dientes. Pese a que esto indica
que no podía cazar, sobrevivió varios años gracias a la ayuda de otros perros
de su grupo. La recreación de esa jauría aparece en la imagen.
Los homínidos y los perros (Xenocyon) lycaonoides,
dicen los autores,son las únicas dos especies de mamíferos del Pleistoceno
inferior en los que se ha descrito un comportamiento altruista hacia los
miembros de su grupo, un tema discutido durante más de un siglo en biología
evolutiva.
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