Más de 50.000 belugas inician su peregrinación desde el Ártico al río Churchill
Cada verano en estas fechas miles de belugas migran desde el ártico hasta el Rio Churchill en Canadá. Buscan comida fácil, un lugar seguro para sus crías y las condiciones necesarias para iniciar su proceso de muda. Un equipo de investigadores hace un seguimiento diario y exhaustivo que todos podemos ver en directo desde nuestras casas y también contribuir al estudio de estos cetáceos, gracias a cámaras de alta definición que permiten retransmitir en directo a través de internet.
Las belugas son animales altamente sociables que
viven en grupos muy numerosos y se comunican entre ellos con múltiples sonidos
que incluyen clics, gruñidos, chillidos y silbidos en varios tonos. Este
repertorio de canto les ha hecho valerse el sobrenombre de canarios de mar por
el parecido de su llamada con el de estas pequeñas aves cantoras. Escuchar una
manada de ballenas blancas es un espectáculo impresionante que pone de
manifiesto su conexión social. Este lenguaje se transmite de generación en
generación por lo que las crías deben aprenderlo de sus padres durante los 20
meses que dura su formación antes de ser independientes. A través de Explore.org,
y sólo durante estos días, podemos escuchar esos sonidos en directo. Una
experiencia hipnótica.
Con poco más de cuatro metros de largo y una
tonelada y media de peso, las belugas están entre las ballenas más pequeñas,
pero su tamaño no está reñido con los mayores avances “biotecnológicos”. Entre
ellos, un ecolocalizador similar a un radar que les permite encontrar presas
con facilidad en uno de los ecosistemas más inhóspitos del planeta, el océano
Ártico. A lo largo de la evolución las belugas han perdido la aleta dorsal, lo
que les permite nadar bajo el hielo con facilidad. Su ecolocalizador también
les permite encontrar orificios en el hielo fundamentales para poder salir a
respirar. Además, una gruesa capa de grasa de 10 cm les proporciona el aislamiento
adecuado para soportar las bajas temperaturas. Con todas sus adaptaciones al
medio extremo, no es de extrañar que la peor amenaza actual para esta especie
sea la falta de hielo.
Las belugas han sido perseguidas históricamente por
su grasa y carne, sin embargo hoy su mayor amenaza es el cambio climático que
está alterando su ecosistema. Para controlar los cambios de la población y para
valorar ese nuevo escenario, los científicos realizan un seguimiento en lanchas
especialmente equipadas con tecnología de seguimiento radar, micrófonos
(hidrófonos) y cámaras de alta definición. Gracias a estos recursos todos
podemos convertirnos en voluntarios del proyecto de seguimiento de belugas. Es
tan sencillo como ver las retransmisiones en directo de las cámaras de Polar
Bears International a través de Explore.org y realizar capturas de pantalla
donde se puedan identificar los distintos ejemplares.
Además, a través del proyecto Beluga Bits podemos
introducir datos de los animales que reconozcamos en imágenes que hayan tomado
otros usuarios. De esta manera ayudamos a los científicos a clasificar las
fotos que sirven para identificar la población y monitorizar su estado de salud
y conservación. Hoy ya hay más de 17,000 voluntarios que han procesado cerca de
un millón de imágenes. Toda esta información esta sirviendo para determinar la
estructura social y la historia natural de las belugas que visitan el río
Churchill en el norte de Manitoba, Canadá.
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