La lava de Cumbre Vieja llega al mar
Y sobre la medianoche, después de 10 días manando sin descanso y habiendo soltado ya en ese tiempo más magna como en dos meses, hace 50 años, la erupción del Teneguía, la lava del volcán Cumbre Vieja, en la isla canaria de La Palma, llegó finalmente al océano Atlántico.
Aunque los vulcanólogos insisten en que se trata más
de un hito periodístico que de un hecho con relevancia científica -más allá de
la liberación de gases y el efecto en los fondos marinos-, la llegada de la
lava al mar vino a poner de relieve la virulencia y el calado de la erupción,
que ha arrasado ya centenares de casas en la zona de Todoque y La Laguna.
Anoche, tras el contacto de las dos sustancias a la
altura de Tazacorte, la principal preocupación de los científicos pendientes
del trance era la liberación de gases tóxicos, al entrar en contacto el magma,
a una temperatura estimada de 1.000-1.100 grados centígrados, con el agua del
océano, que a estas alturas del año no está a más de 20.
Las especulaciones sobre si la lava llegaría en
efecto al mar se habían convertido en un estribillo aburrido en los últimos
días. No había noche en que no se predijera que podía ocurrir, pero los
científicos del Instituto Vulcanológico de Canarias pedían paciencia. Esta
noche todo cambió. El magma, manando a una velocidad de 300 metros a la hora y
deslizándose sobre la lava que ya había bajado antes en dirección al mar como
quien se desliza sobre un tobogán, sorprendió incluso a los propios vulcanólogos.
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