Nuestros genes albergan la herencia de dos “especies fantasmas” de humanos totalmente desconocidos
Hace decenas de miles de años, cuando los humanos modernos, nuestros antepasados directos, salieron de Africa y comenzaron a expandirse por el mundo, se encontraron con que muchos de los lugares a los que iban llegando ya estaban ocupados por homíninos más antiguos, como por ejemplo neandertales y denisovanos. Los "encuentros" con esas otras especies dejaron recuerdos imborrables en nuestro ADN. Genes que heredamos de esas "otras" poblaciones y que seguimos teniendo en la actualidad.
Sin embargo, las mismas técnicas que nos han permitido identificar aquellos antiguos cruces genéticos han revelado, también, las huellas de otras especies humanas de las que nunca habíamos tenido noticia. Auténticos "fantasmas" del pasado de los que hasta ahora no hemos recuperado ni un solo resto fósil y de los que, por lo tanto, no sabemos absolutamente nada.
Según
el biólogo Joao Teixeria, de la universidad australiana de Adelaida y autor
principal de un artículo recién publicado en Proceedings of the National
Academy of Sciences, "cada uno de nosotros llevamos dentro los rastros
genéticos de estos antiguos episodios de mezcla. Esos grupos arcáicos estaban
muy dispersos y eran genéticamente diversos, y sobreviven aún en nuestro
interior."
Los
antepasados fantasma
Tras
analizar al detalle toda la litertura existente, Teixeira y su colega, el
también biólogo Alan Cooper, lograron identificar en el ADN moderno a dos de
estos "antepasados fantasma". El primero de ellos, hallado en el ADN
euroasiático gracias a un sistema de Inteligencia Artificial, fue anunciado a
bombo y platillo a principios de este año.
El
segundo, sin embargo, pasó casi inadvertido el año pasado, dentro de un estudio
mucho mayor. Se trata de una firma genética misteriosa y poco concluyente, que
se encuentra solo en la población de Flores, en Indonesia, y que diverge del
ADN humano moderno tanto como del de los neandertales o los denisovanos.
Analizando con cuidado esas firmas genéticas, sin embargo, los biólogos han
conseguido rastrear cuándo y dónde esas especies pudieron cruzarse con
nosotros.
"Por
ejemplo -explica Teixeira-, todas las poblaciones actuales muestran
aproximadamente un 2% de ascendencia neandertal, lo que significa que la mezcla
de neandertales con humanos modernos sucedió poco después de su salida de
Africa, hace probablemente unos 50 ó 55.000 años en algún lugar de Oriente
Medio".
Al
menos, tres grupos arcaicos
A
medida que nuestros antepasados avanzaban hacia el este, sin embargo, se fueron
encontrando con más grupos. "Por lo menos otros tres grupos arcaicos
parecen haber ocupado el área, y los ancestros de los humanos modernos se
mezclaron con ellos antes de que se extinguieran". Uno de esos tres grupos
fueron los denisovanos, pero los otros dos siguen siendo un misterio.
El
primero de estos homíninos desconocidos, al que se ha llamado EH1, era
genéticamente equidistante de los denisovanos y los neandertales. El antepasado
de todas las poblaciones asiáticas y australo-papúas criadas con EH1, dio como
resultado un 2,6 a 3,4 por ciento de ascendencia compartida de EH1.
En
la actualidad, esa señal genética no es tan fuerte, pero es aún perfectamente
detectable en el ADN de los aborígenes australianos, asiáticos orientales y
habitantes de la isla de Andaman. Lo cual llevó a los investigadores a la
conclusión de que, probablemente, EH1 ocupaba una región en el norte de la
India, donde un grupo de humanos modernos, la rama migratoria que se dirigió
hacia Asia, Australia y las islas de Papúa, los encontraron (Num 1 en el mapa).
Los humanos modernos, además, también parecen haberse cruzado con los
denisovanos en varios lugares, como Asia Oriental o Filipinas (2, 3 y 4 en el
mapa).
Pero
las evidencias de EH2, el homínino extinto que se cruzó con los humanos
modernos en Flores, son bastante menos claras. De hecho, solo aparecen en
personas de muy baja estatura que viven cerca de la cueva Liang Bua, donde se
descubrió a Homo floresiensis. Por lo tanto, EH2 estuvo áltamente localizado y,
de alguna manera, ha conseguido vivir apartado de todo durante los aproximadamente
50.000 años que han pasado desde que ambos grupos se unieran (Num. 5 en el
mapa).
Por
supuesto, el fenómeno necesita de más información, aunque todo parece apuntar a
una historia humana realmente compleja y enredada. "Sabemos que la
historia de Africa no era simple -añade Teixeira- pero parece ser mucho más
compleja de lo que habíamos previsto. La región de las islas del sudeste de
Asia estaba claramente ocupada por varios grupos humanos arcáicos, que con toda
probabilidad vivieron relativamente aislados los unos de los otros durante
cientos de miles de años antes de que llegaran los antepasados de los hombres
modernos".
Lamentablemente,
y del mismo modo que ocurrió en Europa con los neandertales, parece que la
llegada de nuestra especie fue seguida muy de cerca por la extinción de los
homíninos arcáicos de cada área. ¿Fue por nuestra culpa? Es posible, aunque eso
es algo que futuras
.-
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