Astrónomos españoles validan en cuásares un principio enunciado por Einstein
Científicos del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y de la Universidad de Granada han medido el desplazamiento al rojo en cuásares cuya luz fue emitida cuando el Universo tenía tan solo unos 2.200 millones de años, lo que permite validar el Principio de Equivalencia de Einstein.
Según la teoría de la relatividad general de
Einstein, la luz siente la influencia de la gravedad al igual que la materia y
una consecuencia, basada en el Principio de Equivalencia, es que la luz que
escapa de una región con fuerte gravedad pierde energía en su camino, de forma
que su longitud de onda se vuelve más roja.
Este fenómeno se conoce como desplazamiento al rojo
gravitatorio y la medida de este efecto es un test fundamental de la teoría de
la gravitación de Einstein, afirma el IAC en un comunicado, en el que señala
que hasta ahora el test se había aplicado exclusivamente en regiones del
Universo muy cercanas a la Tierra.
La predicción de Einstein ha sido confirmada de
forma fehaciente en las proximidades de la Tierra, desde las primeras
mediciones de R.V. Pound y G. A. Rebka en Harvard en 1959 hasta los mas
recientes experimentos basados en satélites.
También se ha confirmado mediante observaciones
astronómicas en el Sol y en algunas estrellas como la cercana Sirio B o S2,
próxima al centro de la Vía Láctea.
Pero su confirmación fuera de nuestra galaxia se ha
mostrado elusiva y apenas ha podido ser comprobada, con complejas medidas poco
precisas, en cúmulos galácticos vecinos situados a distancias relativamente
cercanas a escala cosmológica.
La causa de esta ausencia de comprobaciones en el
Universo más lejano es la dificultad de medir el desplazamiento al rojo ya que,
en la mayoría de las situaciones, el efecto de la gravedad sobre la luz es muy
pequeño.
Por eso, los agujeros negros gigantes, que generan
extraordinarios campos gravitatorios, proporcionan uno de los escenarios más
prometedores para poder medir el desplazamiento al rojo gravitatorio.
Estos agujeros negros supermasivos habitan en el
centro de las galaxias y, en particular, de los extraordinariamente luminosos y
lejanos cuásares.
Un cuásar es un objeto celeste de engañosa
apariencia estelar, pero que está situado a enormes distancias, por lo que la
luz que recibimos fue emitida cuando el Universo era mucho más joven.
Esto implica que son excepcionalmente luminosos. El
origen de su extraordinario brillo es un disco de material caliente que está
siendo engullido por un enorme agujero negro supermasivo de forma que, en una
región muy pequeña, de apenas unos días luz de tamaño, se genera una ingente
cantidad de energía.
En las proximidades del agujero negro hay un campo
gravitatorio muy intenso y, por tanto, estudiando el espectro de la luz emitida
por los elementos químicos que están en esa región (principalmente hidrógeno,
carbono y magnesio), cabría esperar medir desplazamientos al rojo gravitatorios
muy importantes.
Por desgracia, añade el IAC, la mayoría de los
elementos químicos que hay en los discos de los cuásares también están
presentes en regiones mucho más alejadas donde los efectos de la gravedad son
muy pequeños y la luz recibida de estos elementos es una mezcla en la que no
pueden observarse con claridad los desplazamientos al rojo gravitatorios.
Ahora un equipo de investigadores del IAC y de la
Universidad de Granada ha encontrado que una parte bien definida de la luz
ultravioleta producida por átomos de hierro se emite en una región confinada a
las cercanías del agujero negro.
A través de nuestras investigaciones relacionadas
con el efecto de lente gravitatoria, otra de las predicciones de la Teoría de
la Relatividad General de Einstein, encontramos que una característica
espectral del hierro en cuásares parecía provenir de una región muy cercana al
agujero negro", explica Evencio Mediavilla, investigador del IAC, profesor
de la Universidad de La Laguna (ULL) y autor principal del estudio.
Las medidas del desplazamiento al rojo confirmaron
dicho hallazgo y de este modo los investigadores han sido capaces de medir de
forma clara y con precisión desplazamientos al rojo gravitatorios en numerosos
cuásares y, a través de ello, estimar la masa de los agujeros negros.
Esta técnica supone un avance extraordinario, ya que
permite la medida precisa del desplazamiento al rojo gravitatorio incluso de
objetos individuales a grandes distancias, lo que abre extraordinarias
posibilidades para el futuro, aclara Mediavilla.
Por su parte, Jorge Jiménez-Vicente, investigador de
la UGR y coautor de la investigación, destaca las implicaciones de este nuevo
procedimiento experimental al poder comparar el desplazamiento al rojo medido
con el que cabría esperar de la teoría: esta técnica permite, por primera vez,
poner a prueba el Principio de Equivalencia de Einstein y, con ello, los
fundamentos de nuestra comprensión de la gravedad a escalas cosmológicas.
El test del Principio de Equivalencia realizado por
los investigadores se ha basado en medidas que incluyen desde algunas galaxias
activas en el universo cercano (unos 13.800 millones de años después del Big
Bang) hasta cuásares individuales a grandes distancias, cuya luz fue emitida
cuando el Universo tenía tan solo unos 2.200 millones de años, lo que cubre
aproximadamente el 80 % de la historia del Universo.
Los resultados, con una precisión comparable a otros
experimentos realizados en nuestra galaxia, validan el Principio de
Equivalencia a lo largo de este enorme periodo de tiempo, concluye
Jiménez-Vicente.
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