El misterio de la cuarcita perforada hace 1.200 millones de años

 

Un equipo de profesionales en geología ha hallado una explicación a las inusuales perforaciones descubiertas en rocas de cuarcita de mil millones de años previos a los animales más antiguos. 

Existen rocas metasedimentarias de 1.700 millones de años de antigüedad en el suroeste de Australia que contienen rastros de animales excavadores, "unas estructuras que solo se conocen en los últimos 500 millones de años de la historia de la Tierra", explican los autores de la investigación, publicada en la revista PNAS.

Sin embargo, como los eventos metamórficos habían provocado que el sedimento fuera demasiado compacto y duro para excavar hace aproximadamente 1.200 millones de años, "se sugirió que las madrigueras fueron hechas durante el Paleoproterozoico por animales primitivos sin ningún otro registro fósil".

Al desplazarse, los animales dejan huellas que acaban revelando cómo se movían, cómo se alimentaban o cómo interactuaban. Unos rastros tan antiguos como el mundo animal. Por eso, los investigadores se quedaron perplejos al descubrir en Australia Occidental rastros de animales excavadores en roca cuarcita antigua que se formó cuando los sedimentos de arena se sometieron a elevadas temperaturas y presiones.

"La cuarcita es tan dura como el concreto e imposible de penetrar para los animales excavadores", ha destacado Bruce Runnegar, profesor emérito de UCLA en el Departamento de Ciencias de la Tierra, Planetarias y Espaciales y coautor de la nueva investigación, en declaraciones recogidas por Europa Press.

De tal manera que estos rastros animales tendrían que haberse realizado mientras la arena todavía estaba suelta. Sin embargo, "la arena se depositó hace 1.700 millones de años, mil millones de años antes de la aparición de los primeros animales en el registro fósil, y su transformación en cuarcita ocurrió más que hace 1.200 millones de años, mucho antes que los fósiles de animales más antiguos, que tienen menos de 600 millones de años", añade el experto. Para tratar de dar una respuesta, el equipo midió la edad de la arena en las madrigueras y utilizó minerales radiactivos poco usuales. "La edad resultó ser más de mil millones de años más joven que la cuarcita circundante", explicó el coautor Birger Rasmussen, profesor adjunto de la Universidad de Australia Occidental.

Por tanto, estas madrigueras podrían haber sido realizadas por animales, pero la incógnita era cómo podrían haber excavado en la roca cuarcita tan dura. Los resultados de las investigaciones revelaron que los granos se habían separado primero en las superficies de contacto y que posteriormente se habían vuelto a fusionar con una deposición posterior de cuarzo.

"Lo más probable es que los rastros fueron hechos por crustáceos, que invadieron el suroeste de Australia durante una transgresión marina de corta duración asociada con la apertura del Océano Austral", subrayó otro de los autores del estudio, Stefan Bengtson, profesor emérito y paleontólogo del Museo Sueco de Historia Natural.

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