Fuera del Espacio-Tiempo: Un ‘Universo fractal’ se esconde tras algunos agujeros negros
Un tipo de agujero negro termina en una singularidad que nos recuerda lo que pasa en el cuento de Alicia en el país de las maravillas: un universo fractal que se reduce de tamaño en réplicas infinitas de sí mismo.
Un agujero negro es como un enorme bache en el
universo: tiene un campo gravitacional tan intenso que nada ni nadie, ni
siquiera la luz, puede escapar de su interior. Como no emite luz, no se puede
observar directamente: por eso se le ha denominado agujero negro.
No es recomendable acercarse a su interior. Es como
una sima inexpugnable que la ciencia pretende conocer sin arriesgar mucho: las
matemáticas ayudan a calcular lo que podría ser por dentro este enorme bache
del universo.
Un paso adelante en esa dirección tuvo lugar el año
pasado: Gracias al Telescopio Horizonte de Sucesos, los astrónomos pudieron
obtener la primera imagen real de un agujero negro y confirmar las predicciones
de Einstein en su Teoría de la Relatividad General.
Var
ios tipos
Los cálculos matemáticos desarrollados por los
astrofísicos para comprender este extraño fenómeno del universo los han llevado
a considerar que no todos los agujeros negros son iguales: el escaparate los
muestra giratorios y estacionarios, y también cargados eléctricamente en ambas
modalidades.
Los científicos han llegado más lejos en sus
exploraciones matemáticas: deducen que algunos de esos agujeros negros existen
en nuestro universo, pero también que hay otros, muy teóricos, que solo pueden
existir en otros universos diferentes al nuestro.
Hemos averiguado que todas estas modalidades de
agujeros negros los convierten en los objetos cósmicos más extraños y menos
comprendidos del universo, ya que supuestamente dentro de ellos se podría
viajar a través del tiempo e incluso contemplar el nacimiento de otros universos,
entre otras posibilidades.
Incluso
fractales
La última revelación sobre estos entresijos de los
agujeros negros ha venido de un grupo de cuatro investigadores de las
universidades de Stanford, Cambridge y California: se han sumergido en el
corazón matemático de los llamados agujeros negros cargados eléctricamente y se
han encontrado una gran cantidad de sorpresas, incluido un infierno de
espacio-tiempo y un paisaje fractal exótico … y potencialmente mucho más,
escribe el astrófísico Paul Sutter en LiveScience.
Estos agujeros negros cargados eléctricamente son de
lo más exóticos porque tienen una particularidad sorprendente: todo lo que
ocurre en su interior tiende a condensarse y no a expandirse, como ocurre en el
exterior de esos agujeros negros.
Ese tipo de agujero negro, al contrario de otros que
hemos encontrado en el universo, solo puede existir teóricamente porque su mera
presencia es incompatible con la expansión que caracteriza la vida de estrellas
y planetas conocidos.
Lo importante para los astrónomos no es la
imposibilidad teórica de estos agujeros negros (necesitamos una nueva física
para asumir su existencia), sino que comparten muchas características de los
agujeros negros giratorios que existen en nuestro universo: eso nos permite
conocer mejor a los oscuros baches cósmicos que incluso hemos “fotografiado.”
Fuera del
tiempo
La incursión matemática en el interior de ese
exótico agujero negro ha permitido a los investigadores descubrir qué pasaría
si nos atreviéramos a adentrarnos en sus misterios. Es una especulación
irrealizable, pero nos permite imaginar cómo es por dentro ese bache cósmico.
Lo que nos sugieren las matemáticas es que, una vez
dentro del agujero negro cargado eléctricamente, hay un punto de no retorno que
es en realidad un agujero de gusano (túnel del tiempo) que nos lleva a un
agujero blanco.
Un agujero blanco, cuya existencia real se considera
imposible, es como la otra cara de un agujero negro: mientras este absorbe todo
lo que pilla a su alrededor, el agujero blanco expulsa la materia y la energía
de su estructura.
En ese proceso que nos lleva del punto de no retorno
al agujero blanco, el agujero de gusano se destruye y quedamos atrapados en un
espacio totalmente desconocido que está fuera del tiempo: sería una forma
exótica de superar nuestra muerte, aunque solo por un rato.
Universo
fractal
Porque en ese espacio sin tiempo nos encontramos
entonces con un universo fractal, una copia del universo del que procedemos que
incluso está en expansión (se supone que recuperamos el tiempo y volvemos a
cumplir años).
Como cualquier fractal, ese universo al que llegamos
a través de este viaje imposible, tiene infinitas réplicas de sí mismo,
pequeñas copias repetitivas que van descendiendo de tamaño ante nuestros
atónitos ojos: estrellas y planetas que se convierten en miniaturas como de
juguete.
El viaje imaginario termina en una singularidad: el
fractal colapsa y se convierte en un punto de densidad infinita, el lugar donde
reside cada resto de materia que alguna vez cayó en el agujero negro y del que
terminamos formando parte.
Fin de la historia. Y despertamos de nuestro viaje
recordando el cuento del también matemático Lewis Carroll “Alicia en el país de
las maravillas”: relata un viaje parecido al que acabamos de recorrer por el
interior de un agujero negro que no puede existir en nuestro universo.
Desafortunadamente, incluso con sus técnicas
matemáticas superconductoras supercargadas, los investigadores no pueden
describir lo que sucede en la singularidad. Toda la física conocida se rompe,
lo que requiere nuevas teorías de la gravedad para describirlas completamente,
concluye Paul Sutter.
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