Islandia perfora volcán para crear un observatorio subterráneo de magma
Con un cráter repleto de agua turquesa, fumarolas que desprenden vapor, azufre y agua embarrada con un olor de huevo podrido, el volcán Krafla es una de las maravillas naturales de Islandia.
En ese cráter en el noreste de la isla, una alianza
internacional quiere perforar a dos kilómetros de profundidad, directamente
dentro del volcán, para crear el primer observatorio de magma subterráneo del
mundo, un proyecto digno de Julio Verne que también tiene intenciones
energéticas.
Lanzado en 2014 y con la primera perforación
prevista para 2024, el proyecto valorado en 100 millones de dólares está
dirigido por científicos e ingenieros de 38 institutos de investigación y
empresas de once países.
Bautizado "Krafla Magma Testbed" (KMT), el
proyecto quiere llegar hasta un pozo lleno de lava. Contrariamente a la lava de
la superficie, la roca en fusión a kilómetros de profundidad sigue siendo un
terreno desconocido.
"No existe ningún observatorio de este tipo y
jamás hemos observado magma subterráneo a parte de tres encuentros fortuitos en
perforaciones" en Hawái, Kenia e Islandia, explica a AFP Paolo Papale, del
Instituto Nacional Italiano de Geofísica y Vulcanología vinculado al proyecto.
El proyecto aspira también a progresar en la
explotación de la energía geotérmica, llamada "supercaliente", así
como en la predicción de erupciones volcánicos y sus riesgos.
"Saber dónde se encuentra el magma es vital
para estar bien preparados", dice Papale. "Sin ello, vamos casi a
ciegas".
La primera fase de la perforación, que debe costar
25 millones de dólares, prevé varios tramos de exploración alrededor y por
debajo del magma. Su inicio está previsto en 2024.
El agujero se mantendrá abierto y permitirá llegar
al magma y obtener muestras.
La idea nació de un accidente. En 2009, para
desarrollar las capacidades de la central geotérmica instalada en Krafla desde
1977, un agujero perforó un pozo de magma a 900 ºC a una profundidad de 2,1
kilómetros.
El humo sale a la superficie, la lava remonta varios
metros dentro del conducto, el material de perforación resulta dañado. Nadie,
por suerte, queda herido y los vulcanólogos tienen ahora a su alcance una
cámara de magma estimada en unos 500 millones de metros cúbicos.
"Este descubrimiento tiene el potencial de ser
un enorme progreso en nuestra capacidad de comprender muchas cosas
diferentes" como el origen de los continentes, la dinámica de los volcanes
o los sistemas geotérmicos, dice Papale.
El accidente es prometedor también para
Landsvirkjun, la compañía nacional de electricidad que explota el lugar.
A kilómetros bajo tierra, la roca alcanza
temperaturas tan extremas que los fluidos encontrados son llamados
"supercríticos", es decir, de un comportamiento intermedio entre el
estado líquido y el gaseoso.
La energía producida es entre cinco y diez veces más
importante que en pozos convencionales. En el accidente de 2009, el vapor que
subía a la superficie estaba a 450 ºC, algo jamás visto.
Dos pozos de estos bastarían para alcanzar la
potencia de 60 megavatios que genera la central actualmente con 18 pozos
convencionales.
"Gracias a este proyecto, queremos desarrollar
una nueva tecnología para poder perforar más profundamente y explotar esta
energía que nunca lo ha sido", indica Vordís Eiríksdóttir, directora
ejecutiva de la explotación geotérmica de Landsvirkjun.
Perforar en un ambiente tan extremo es un desafío
técnico: los materiales deben estar adaptados para resistir a la corrosión
generada por el vapor tan caliente.
La posibilidad que la operación provoque una
erupción volcánica es una "inquietud natural" para John Eichelberger,
profesor emérito de geología y de geofísica de la Universidad de Alaska, pero
equivale, según él, a "pinchar un elefante con una aguja".
"Una docena de agujeros han llegado al magma en
tres sitios distintos (en el mundo, ndlr) y no ha ocurrido nada grave",
asegura.
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