La Tierra albergó 2.500 millones de Tiranosaurios Rex en su historia

 

Paleontólogos norteamericanos han calculado que existieron 2.500 millones de Tiranosaurios Rex --uno de los más poderosos depredadores sobre el planeta-- a lo largo del tiempo durante el Cretácico.

   El estudio revela que probablemente vivieron unos 20.000 'T. rex' adultos en un momento dado, más o menos un factor de 10, lo que está en el rango de lo que la mayoría de los investigadores suponían. Según el investigador principal Charles Marshall, lo que pocos paleontólogos habían comprendido del todo, incluido él mismo, es que esto significa que unos 2.500 millones vivieron y murieron a lo largo de los aproximadamente 2 millones y medio de años que el dinosaurio caminó por la Tierra.

   Hasta ahora, nadie había sido capaz de calcular las cifras de población de animales extinguidos hace mucho tiempo, y George Gaylord Simpson, uno de los paleontólogos más influyentes del siglo pasado, consideraba que no era posible hacerlo.

   Marshall, director del Museo de Paleontología de la Universidad de California, titular de la cátedra Philip Sandford Boone de Paleontología y profesor de biología integradora y de ciencias de la tierra y planetarias de la UC Berkeley, también se sorprendió de que ese cálculo fuera posible.

   "El proyecto empezó, en cierto modo, como una broma --señala en un comunicado--. Cuando tengo un fósil en la mano, no puedo evitar preguntarme sobre la improbabilidad de que esta misma bestia estuviera viva hace millones de años, y aquí estoy sosteniendo parte de su esqueleto... parece tan improbable. La pregunta que se me ocurre es: ¿Cómo es de improbable? ¿Es una entre mil, una entre un millón, una entre mil millones? Y entonces empecé a darme cuenta de que tal vez podamos estimar cuántos estaban vivos y, por lo tanto, que podía responder a esa pregunta".

   Marshall explica que las incertidumbres en las estimaciones son grandes. Mientras que la población de 'T. rex' es era muy probablemente de 20.000 adultos en un momento dado, el rango de confianza del 95% -el rango de población dentro del cual hay un 95% de posibilidades de que el número real se encuentre- es de 1.300 a 328.000 individuos. Por lo tanto, el número total de individuos que existió a lo largo de la vida de la especie podría haber sido de entre 140 millones y 42.000 millones.

   "Como observó Simpson, es muy difícil hacer estimaciones cuantitativas con el registro fósil --apunta en un comunicado--. En nuestro estudio, nos centramos en desarrollar restricciones sólidas sobre las variables que necesitábamos para hacer nuestros cálculos, en lugar de centrarnos en hacer las mejores estimaciones, per se".

   A continuación, él y su equipo utilizaron la simulación informática Monte Carlo para determinar cómo las incertidumbres de los datos se traducían en incertidumbres en los resultados.

   La mayor incertidumbre en estas cifras, señala Marshall, se centra en las preguntas sobre la naturaleza exacta de la ecología del dinosaurio, incluyendo el grado de sangre caliente del 'T. rex'. El estudio se basa en los datos publicados por John Damuth, de la Universidad de California en Santa Bárbara, que relacionan la masa corporal con la densidad de población de los animales vivos, una relación conocida como Ley de Damuth.

   Aunque la relación es fuerte, recuerda, las diferencias ecológicas dan lugar a grandes variaciones en las densidades de población para animales con la misma fisiología y nicho ecológico. Por ejemplo, los jaguares y las hienas tienen más o menos el mismo tamaño, pero las hienas se encuentran en su hábitat con una densidad 50 veces mayor que la densidad de jaguares en su hábitat.

   "Nuestros cálculos dependen de esta relación para los animales vivos entre su masa corporal y su densidad de población, pero la incertidumbre en la relación abarca unos dos órdenes de magnitud --señala Marshall--. Sorprendentemente, pues, la incertidumbre de nuestros cálculos está dominada por esta variabilidad ecológica y no por la incertidumbre de los datos paleontológicos que utilizamos".

   Como parte de los cálculos, Marshall optó por tratar al 'T. rex' como un depredador con necesidades energéticas a medio camino entre las de un león y un dragón de Komodo, el mayor lagarto de la Tierra.

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