Las señales alienígenas podrían provenir de civilizaciones ya desaparecidas
En la década de los 60, un equipo de astrofísicos se empeñó por buscar vida extraterrestre por medio de la ciencia. Así nació SETI Institute, dedicado por décadas a la investigación científica de señales alienígenas y vida en otros rincones del cosmos.
“La ciencia se acerca cada vez más a encontrar vida
en otros mundos”, señala el portal oficial del instituto. Aunque han sido
severamente criticados por el ala más escéptica de la investigación
astronómica, su fundador, Frank Drake, logró su cometido original, hace 60
años. Construyó una fórmula matemática para determinar qué tan probable era que
seres inteligentes de otros planetas estuvieran buscando conexiones con los
seres humanos. Esto fue lo que encontró.
La mayor parte de las señales alienígenas que se
captan en los centros de investigación serios provienen de frecuencias de
radio. Muchas veces, son generados de manera natural por capas de gas que
rodean a otros planetas, como fue el caso de Venus hace algunos meses.
Cuando los satélites artificiales entran en contacto
con estas ionosferas, reportan actividad de radio que, en algunas ocasiones,
han llevado a interpretaciones erróneas. Muchas de ellas se vinculan a la
existencia de vida extraterrestre inteligente, que está intentando ponerse en
contacto con la Tierra. Hasta ahora, no hay evidencia concluyente de que algo
así haya sucedido.
Sin embargo, Frank Drake ya tenía una explicación
para ello desde la década de los 60. No descartaba la posibilidad de que otras
civilizaciones existieran en otros rincones del cosmos. Por el contrario, a
partir de su ecuación, concluyó que lo más probable es que ya estuvieran
extintas. Lo que nos llega a la Tierra son las reminiscencias milenarias de su
actividad, según su línea de investigación.
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