Pakistán duda en atacar el creciente virus del dengue con ingeniería genética
Como vive en una zona residencial de Lahore, la
segunda ciudad más poblada de Pakistán y la que ha registrado más casos de
dengue debido a su ambiente verde y húmedo, pudo haberse contagiado en su casa
o cuando fue a una campaña de plantación de árboles organizada por su oficina,
dijo a IPS por teléfono desde su urbe,
en la oriental provincia de Punjab.
En esa provincia la cifra de nuevos casos de dengue
ha superado los 11 000 y sigue aumentando. Con dos y tres pacientes ocupando
cada cama de hospital, según las informaciones periodísticas locales, muchos
contagiados se ven obligados a permanecer en camillas en los pasillos.
Tajammal tuvo suerte. Su estado no alcanzó ese nivel
crítico. La fiebre remitió en tres días, aunque las náuseas y los vómitos
siguieron persiguiéndola durante una semana. Al comenzar noviembre, se siente
casi como nueva y está recuperando sus fuerzas.
Pero si hay una lección que ha aprendido, es que
nunca hay que subestimar el poder de la diminuta mosca voladora. “Evitaré salir a la calle hasta que haga
suficiente frío para que el mosquito muera», dice.
Fue en 1994 cuando se informó por primera vez de la
existencia de dengue en Pakistán, pero no fue hasta 2005 cuando se produjo la
primera epidemia en Karachi, la ciudad más poblada de este país del sur de
Asia.
Desde 2010, Pakistán vive una situación de
persistente epidemia en tres provincias: Khyber Pakhtunkhwa, Punjab y Sindh,
donde se ubica Karachi.
Mientras en Lahore siguen luchando contra el virus
del dengue, las cosas tampoco pintan muy bien en esta ciudad portuaria, en el extremo
sur paquistaní.
“Estamos viendo muchos casos de dengue. Parece haber
sustituido a la covid-19”, admitió a IPS
el médico Naseem Salahuddin, jefe del departamento de enfermedades infecciosas
del Hospital Indus de Karachi. “Los enfermos de dengue leve o moderado son
enviados a casa con instrucciones de presentarse a un seguimiento”, añadió.
La propagación del dengue de Karachi a Lahore y de
Lahore a diferentes partes de Punjab y luego a zonas relativamente templadas
del pañis en los últimos años, indica que los mosquitos Aedes se han adaptado a
zonas relativamente templadas, explicó Erum Khan, profesora de microbiología
del departamento de patología y medicina de laboratorio de la Universidad Aga
Khan, en Karachi.
Dijo que el cambio climático, junto con una
población en ascenso, la urbanización y el aumento de los viajes y el
transporte, lo están avivando aún más.
“La gravedad de la enfermedad ha aumentado, mientras
el aporte del gobierno es inconsistente y sin ninguna estrategia de control de
la enfermedad a largo plazo”, lamentó Khan.
El virus del dengue se transmite a los humanos por
mosquitos infectados, principalmente el Aedes aegepty, que vive mayormente en
climas tropicales y templados y que anida fácilmente en aguas estancadas. Hay
hasta cinco tipos de virus del dengue, cuyos síntomas inicialmente se semejan a
los gripales, pero que puede ser mortal en el caso del dengue hemorrágico.
En Pakistán,
la mortalidad es alta entre los pacientes que llegan cuando la infección
está ya muy desarrollada, según explicó Salahuddin, para quien es importante
monitorear a todas las personas contagiadas y vigilar de cerca a los pacientes,
con quien hay que mantener un
“equilibrio” en la administración de suficientes líquidos, “pero sin
excederse”.
Al mismo tiempo, aunque los hospitales de Karachi
pueden gestionar hasta ahora el tratamiento, teme que en el futuro los casos
sean cada vez más graves y más numerosos, y que llegue un momento en que haya
una saturación hospitalaria.
Por eso, los profesionales de la salud como ella no
pueden dejar de insistir en que la administración municipal limpie la ciudad de
basura y charcos de agua procedentes de la lluvia o de canalones desbordados de
aguas estancadas y de tuberías rotas.
De lo contrario, advirtió Salahuddin, se producirá
otro desastre sanitario para los ciudadanos.
“La limpieza de la ciudad es nuestra única oportunidad”, señaló.
El arma
biológica y las dudas en Pakistán
“Dado que la mayoría de la población no sabe si se
ha infectado antes, la situación en Pakistán puede empeorar en futuros brotes”,
advirtió el médico Ijaz Ali, virólogo de la Universidad Comsats de Islamabad,
la capital.
“La mala gobernanza, la incapacidad de comprender el
comportamiento o el hábitat del mosquito y la negativa a permitir la investigación
o a utilizar los métodos científicos establecidos en otros países son algunos
de los obstáculos para controlar la población de mosquitos Aedes en Pakistán”,
planteó Ali a IPS.
“La recurrencia
cíclica del dengue cada año y la aparición del chikungunya y el zika
apuntan al fracaso de las estrategias existentes, si es que existen, para
controlar la población de vectores”, señaló.
El gobierno paquistaní, por su parte, sigue rociando
con insecticida en las ciudades y, con los años, ha mejorado en el tratamiento
y el diagnóstico.
Pero, según Ali, el uso de insecticidas ha provocado
resistencia a los mismos en los mosquitos vectores.
En particular, considera que las campañas de
fumigación al aire libre son una medida meramente cosmética y poco eficaz. En
cuanto al tratamiento y el diagnóstico, dijo que todavía no se aborda la fuente
de la infección del dengue, el propio mosquito.
El virólogo considera que lo mejor para combatir las
enfermedades transmisibles por vectores sería un coctel de estrategias químicas
(fumigación con insecticidas), mecánicas (trampas para mosquitos colocadas
cerca y dentro de los centros de transporte, como aeropuertos y estaciones de
autobuses) y biológicas (con un componente importante de biología).
Durante los últimos 11 años, Ali ha intentado
convencer al gobierno provincial y al central, con poca fortuna, de la
fabricación de miles de millones de mosquitos en laboratorios, para que al ser
liberados en la naturaleza, redujesen la propagación del virus del dengue.
“Los mosquitos machos (solo ellos) liberados por
ingeniería genética, al aparearse con las hembras Aedes (también portadoras del
virus), producirían crías que morirían cuando aún están en fase de larva o
pupa”, explicó Ali, el único pakistaní con un doctorado en mosquitos modificados
genéticamente.
Además, las modificaciones genéticas, detalló,
también pueden acortar la vida, causar esterilidad e incluso la muerte de la
especie Aedes modificada.
“Sin embargo, los que pueden decidir se han demorado
demasiado, con el resultado de que el virus se ha descontrolado”, señaló.
Ha intentado llamar la atención, pero con poco
éxito. “Ellos (los funcionarios del gobierno) me dicen que si se corre la voz
de que el gobierno estaba luchando contra el virus soltando aún más mosquitos,
¡tendrán que enfrentarse a la ira del público!”, se quejó el especialista en
mosquitos.
“Cualquier intervención biológica que altere el
ecosistema medioambiental debe sopesarse muy cuidadosamente en cuanto a sus
pros y sus contras”, subrayó Rana Safdar, director general de salud de
Pakistán. “Las consecuencias imprevistas
de la liberación de mosquitos modificados genéticamente no pueden descartarse
por completo”, añadió con cautela.
Ali recordó que los ensayos de campo con mosquitos
modificados genéticamente se han llevado a cabo con éxito en varios países,
como Malasia, la Polinesia Francesa, Brasil, Australia, Vietnam y Singapur.
Añadió que ese método no ha tenido impacto significativo en la salud humana y
animal ni en el ecosistema.
Pero Safdar sigue sin estar convencido.
“La ingeniería genética no solo puede alterar las
características del mosquito, sino que puede ir más allá”, explicó a IPS. Esa alteración de la naturaleza, ejemplifica,
podría aumentar el riesgo de otras enfermedades transmitidas por los mosquitos
o convertirse en una fuente más de molestias.
A juicio del director general de salud, “la
interacción de las nuevas especies con los vectores preexistentes en una zona de
intervención puede, además, dar lugar a nuevos retos medioambientales”, con los
que el país puede no estar preparado para luchar.
“Puedo entender la frustración del investigador”,
dijo Khan, pero dado que Pakistán es signatario del Protocolo de Cartagena
sobre Seguridad de la Biotecnología del Convenio sobre la Diversidad Biológica,
debe tener en cuenta las preocupaciones de bioseguridad sobre el medioambiente
y la salud humana.
“Hasta ahora no hay directrices claras. Por lo
tanto, creo que el gobierno es reticente”, aclaró.
La médica Erum admitió que la sustitución de los
mosquitos modificados genéticamente para reducir las enfermedades era una
solución tangible, pero también se mantuvo cautelosa sobre su aplicación.
“Por ahora, recomendaría que se realizaran más
experimentos en entornos controlados para evaluar el impacto en la
biodiversidad antes de liberar mosquitos transgénicos en la naturaleza, y dado
que el estudio es complejo, debería contar con un equipo formado por
ecologistas, científicos sociales y biotecnólogos que trabajen juntos como un
solo concepto de salud para obtener una imagen completa”, detalló.
Pero si no se hace absolutamente nada y el mosquito
sigue viviendo sin controles, el virólogo
Ali predijo que Pakistán podría sufrir también otras epidemias, como la
de la fiebre amarilla, en los próximos años.
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