Una mujer en la Luna: otro gran paso para la Humanidad
Cuando dentro de dos años y medio la NASA aborde el reto de regresar a la Luna, es probable que la frase que Neil Armstrong dejó escrita para la historia en 1969 cambie ligeramente. ¿Será un “pequeño paso para una mujer” el que inaugure la nueva carrera espacial? “Hombre o mujer, será un gran paso para la humanidad”, defiende una de las candidatas a darlo.
A sus 43 años, la bióloga Kathleen Rubins es la
cuarta mujer estadounidense que más tiempo ha pasado en el espacio, en concreto
300 días, una hora y 31 minutos, sumando sus dos vuelos en naves Soyuz a la
Estación Espacial Internacional (EEI): 115 días en 2016 y 185 entre 2020 y
2021. Sus cifras incluyen tres paseos espaciales.
“Kate” Rubins es la primera astronauta de la NASA
que se enrola en el programa de formación en geología que organiza desde 2017
(con el paréntesis obligado de la pandemia) la Agencia Espacial Europea (ESA)
para enseñar a los candidatos a volar en futuras misiones a la Luna o a Marte a
“leer en las rocas” y a recolectar las mejores muestras.
El curso se celebra siempre en Lanzarote, en el
archipiélago español de las islas canarias. Sus organizadores tienen claro el
motivo: no hay lugar en la Tierra que se parezca más a lo que los astronautas
se encontrarán en la Luna o en el Planeta Rojo que el Parque Nacional de
Timanfaya y sus alrededores, no solo por sus paisajes “marcianos”, sino también
por las diferentes etapas del vulcanismo que pueden verse en la isla, recientes
y muy antiguas.
Su directora, Loreana Bessone, sabía que la NASA se
iba a sumar al curso en cuanto fuera avanzando el programa Artemis. Solo la
elección del nombre del programa que llevará de vuelta a la Luna a la NASA, la
ESA y el resto de sus socios públicos y privados es toda una declaración de
intenciones: alude a Artemisa, la diosa griega de la caza, una mujer fuerte. La
hermana gemela de Apolo, el nombre que quedó unido a la gesta histórica de
Armstrong, Aldrin y Collins.
Bessone da un consejo a los periodistas que asisten
al retorno de los cursos de la ESA a Lanzarote. Deberían fijarse en Kate
Rubins, dice, “probablemente la próxima vez que la vean estará en la Luna“.
Cuando le mencionan por la posibilidad de que sea
ella u otra compañera la que esta vez descienda en primer lugar del módulo
lunar, Rubins recuerda que todavía no han sido elegidas las tripulaciones que
volarán en las naves Orión hacia la Luna, pero también que la NASA tiene
decidido que en ellas habrá mujeres.
¿Será esta vez “un pequeño paso” para una mujer?, le
preguntan, recordando las célebres palabras pronunciadas por Neil Armstrong el
21 de julio de 1969. “Hombre o mujer, será un gran paso para la humanidad”,
responde, antes de subrayar el “honor” que para ella representa formar parte
del programa lunar Artemis.
Kate Rubins está en Lanzarote para aprender geología
con los mejores instructores científicos en esta materia de la ESA, al frente
de los cuales está el geólogo italiano Francesco Sauro, que enseña que el
paisaje y las rocas “se pueden leer” y cuentan una información extremadamente
valiosa para quien sepa observar.
La astronauta estadounidense tiene la lección
aprendida: “Cuando volvamos a la Luna, tendremos recursos limitados, tiempo
limitado en el espacio y una cantidad limitada de rocas que podremos traernos a
la Tierra, así que elegir bien será muy importante”.
Lo mismo piensa su colega de la ESA Andreas
Mogensen. Este ingeniero danés de 46 años tiene ya experiencia en el espacio
(estuvo diez días en la EEI en 2015) y también aspira a ser uno de los elegidos
por la ESA para volar con Artemis a la Luna.
Sabe que con el curso de Lanzarote suma méritos:
“Cuando vayamos a la Luna y, en el futuro, ojalá, a Marte, uno de los focos
principales será la geología”, dice.
“Para mí, lo más valioso está siendo aprender a
comprender las rocas. Si puedes leer en ellas, en esencia puedes leer la
historia de la Tierra“, argumenta Mogensen.
Al elegir Lanzarote como campo de entrenamientos
para astronautas, la ESA no solo piensa en la Luna, mira a más largo plazo,
apunta también a Marte. Al preguntar por las razones, de nuevo sale el parecido
del paisaje, los paralelismos que existen entre los volcanes del Planeta Rojo y
los de Canarias…
Pero Loredana Bessone y Francesco Sauro explican la
clave: en Lanzarote hay diferentes ejemplos, pasados y recientes, de cómo
interactúan los volcanes, el agua y la vida. “Estamos buscando si hubo vida en
Marte, que pudo haber tenido unas condiciones muy parecidas a las que hay en
Lanzarote, por ejemplo, en lugares con aguas termales o anomalías térmicas”,
detalla Sauro.
La clase la completa Bessone, con una alusión a las
centenarias técnicas de los agricultores de Lanzarote, que cubren los campos
con escoria volcánica: “Casi cada piedra es un ambiente para la vida. Hay
piedras que tienen porosidad y ofrecen protección a la vida. Todo lo que se
utiliza en Lanzarote para dar agua a las plantas, ese lapilli, es un ambiente
donde la vida podría prosperar” / EFE
.-
Comentarios
Publicar un comentario