Los dinosaurios terópodos evolucionaron a mandíbulas fuertes
Los dinosaurios terópodos evolucionaron con mandíbulas más robustas a lo largo del tiempo, lo que les permitió consumir alimentos más duros, revela un nuevo estudio.
Los investigadores utilizaron la modelización
digital y la simulación por ordenador para descubrir una tendencia común de
fortalecimiento de la mandíbula en los terópodos: la ampliación de la parte
trasera de la mandíbula en todos los grupos, así como la evolución de una
mandíbula invertida en los carnívoros y una mandíbula invertida en los
herbívoros.
El estudio,
publicado en Current Biology, ha revelado que el análisis biomecánico demuestra
que estos cambios de forma hacían que las mandíbulas fueran mecánicamente más
estables al morder, lo que minimizaba la posibilidad de fractura del hueso.
El equipo
internacional, dirigido por científicos de la Universidad de Birmingham, en
Reino Unido, creó modelos digitales de más de 40 mandíbulas inferiores de cinco
grupos diferentes de dinosaurios terópodos, incluidos carnívoros típicos como
el tiranosaurio y el velociraptor, y herbívoros menos conocidos como los
ornitomimosaurios, los terizinosaurios y los oviraptorosaurios.
Fion Waisum
Ma, investigador de la Universidad de Birmingham, que dirigió el estudio,
apunta que, "aunque los dinosaurios terópodos siempre son representados
como temibles depredadores en la cultura popular, en realidad son muy diversos
en cuanto a sus dietas. Es interesante observar que las mandíbulas se han
fortalecido estructuralmente con el tiempo, tanto en los carnívoros como en los
herbívoros. Esto les da la capacidad de explotar una gama más amplia de
alimentos", resalta.
"Los
dinosaurios terópodos sufrieron cambios dietéticos extremos durante su historia
evolutiva de 165 millones de años --prosigue--. Comenzaron siendo carnívoros, y
más tarde evolucionaron hacia carnívoros más especializados, omnívoros y
herbívoros. Estudiar cómo cambió su mecánica de alimentación es clave para
entender las transiciones dietéticas también en otros animales
vertebrados".
Por
ejemplo, en carnívoros como los tiranosauroides, una forma temprana como
Guanlong tenía una mandíbula relativamente delgada y recta. Pero las formas
posteriores, como el 'Tarbosaurus' y el 'Tyrannosaurus', desarrollaron
mandíbulas más profundas con la parte delantera doblada hacia arriba, lo que
aumenta la fuerza de la mandíbula.
Tener una
mandíbula reforzada es especialmente importante para los terópodos herbívoros,
ya que sus mandíbulas experimentan un estrés considerable por el corte
repetitivo de plantas. Herbívoros como el 'Erlikosaurus' y el 'Caudipteryx'
tienen mandíbulas extremadamente curvadas hacia abajo que podrían ayudar a
disipar esa tensión.
El doctor
Stephan Lautenschlager, profesor titular de la Universidad de Birmingham y
autor principal del estudio, subraya que "es fascinante ver cómo los
dinosaurios terópodos habían desarrollado diferentes estrategias para aumentar
la estabilidad de la mandíbula en función de su dieta. Esto se logró a través
de la remodelación ósea - un mecanismo en el que el hueso se deposita en las
regiones de la mandíbula que experimentan altas tensiones durante la
alimentación".
Los
investigadores estudiaron la mecánica de alimentación de los tiranosáuridos a
lo largo de su crecimiento y observaron que las mandíbulas más profundas y
volteadas de los terópodos adultos, como el tiranosaurio y el tarbosaurio, son
estructuralmente más fuertes en comparación con las de sus formas juveniles.
Añade que
"la similitud entre el fortalecimiento de la mandíbula a través del
crecimiento y a través del tiempo sugiere que los patrones de desarrollo en los
dinosaurios juveniles afectaron en última instancia a la evolución de todo el
grupo. Esto probablemente facilitó la evolución de la mandíbula de los
dinosaurios terópodos y su éxito general durante más de 150 millones de
años".
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