(VÍDEO) Consiguen criar una especie de pulpo para investigaciones biológicas

Moscas de la fruta, peces cebra y ratones ya tienen un nuevo compañero en el laboratorio. Científicos estadounidenses han cultivado con éxito múltiples generaciones del pulpo cebra pigmeo, lo que es fundamental para que pueda ser utilizado como animal de estudio en la investigación biológica. Este cefalópodo, protagonista del #Cienciaalobestia, tiene el tamaño de una uva, presenta dimorfismo sexual y una reproducción predecible.

Para estudiar los fundamentos de la biología, los científicos han recurrido tradicionalmente a un grupo de organismos, como moscas de la fruta, peces cebra y ratones, entre otros. Todos ellos tienen una vida corta, un cuerpo pequeño, se pueden criar durante varias generaciones en el laboratorio y se han desarrollado en investigaciones genéticas. Sin embargo, estos organismos dejan fuera toda una franja de diversidad biológica.

Ahora, en un estudio publicado en la revista Frontiers in Marine Science, los investigadores del Marine Biological Laboratory (MBL) presentan los métodos de cultivo de una especie con unas características idóneas para ser un buen modelo animal en investigaciones biológicas. Se trata de Octopus chierchia, el pulpo cebra pigmeo. 

“El pulpo cebra pigmeo tiene ciertas características biológicas que lo hacen atractivo y más apropiado para la investigación de laboratorio, en comparación con otros pulpos”, dice Bret Grasse, investigador del MBL y coautor del artículo.

También conocido como el pulpo rayado del Pacífico menor, O. chierchiae, comparte muchas similitudes útiles con otros organismos de investigación, como su pequeño tamaño, pero además tiene características únicas que lo distinguen de otros cefalópodos –el grupo de animales que incluye a los pulpos, calamares y sepias–.

Una de ellas es que la mayoría de los pulpos viven rápido y mueren jóvenes. “Se reproducen una vez e inmediatamente empiezan a envejecer y luego mueren relativamente rápido”, señala Anik Grearson, coautora del artículo. Sin embargo, y a diferencia de otras especies de pulpo, una hembra de esta especie pone varias nidadas de 30 a 90 huevos a lo largo de su periodo reproductivo.

“Podemos aparearlas y saber exactamente cuándo van a poner los huevos. También sabemos cuánto tiempo incubarán y podemos criar a las larvas con una tasa de supervivencia relativamente alta en comparación con otros pulpos”, explica el experto.

Su pequeño tamaño, dimorfismo sexual y reproducción predecible hacen de esta especie un candidato ideal para seguir explorando e investigando, según los autores del estudio.

El equipo de maricultura de cefalópodos del MBL crió con éxito al pulpo cebra pigmeo en el laboratorio a través de múltiples generaciones en 2019, lo que supuso todo un hito a nivel mundial. La cría de múltiples generaciones en el laboratorio se conoce como cierre del ciclo vital y es fundamental en investigación, ya que permite a los científicos estudiar la función de los genes y los efectos de las mutaciones de una generación a otra.

La posibilidad de criar pulpos con éxito en un laboratorio abre “una ciencia novedosa que no ha sido posible hasta ahora”, destaca Grasse.

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