40 años de una alineación planetaria histórica que nunca existió
El 10 de marzo de 1982 quedó registrado como el día en el que tuvo lugar un fenómeno astronómico completamente histórico y excepcional, al producirse la alineación de los nueve planetas del sistema solar (entonces, Plutón todavía era considerado planeta). Cuarenta años después, la ciencia es categórica al respecto: aquella alineación o conjunción nunca existió.
Y no se registraron, por supuesto, ni terremotos, ni
erupciones ni apagones ni ninguna de las catástrofes naturales anunciadas por
astrólogos o visionarios ante una conjunción planetaria tan supuestamente
excepcional que no se producía desde la Edad Media.
Aquella "no alineación" llegó además
precedida por el éxito de un libro, El efecto Júpiter, que los astrofísicos
John Gribbin y Stephen Plagemann habían escrito en 1974, una obra en la que
anticipaban aquella conjunción planetaria y predecían efectos catastróficos,
entre ellos un terremoto muy destructivo en la falla de San Andrés, en
California.
Cuarenta años después, el astrónomo Miguel Querejeta
ha aseverado que "la distribución planetaria de aquel día no puede en
ningún caso considerarse una alineación o conjunción", y ha explicado que,
vistos "desde arriba" del sistema solar, los planetas estaban
distribuidos en un ángulo de 95 grados contando desde el Sol.
En declaraciones a EFE, Querejeta —científico del
Observatorio Astronómico Nacional de España (OAN)— ha incidido en que eso no es
"en absoluto" una alineación, y ha observado que los planetas estaban
aquel día dispersos en "ni más ni menos" que un cuarto del área de la
circunferencia que rodea al Sol.
Aunque entonces se habló de nueve, desde 2006 la
Unión Astronómica Internacional considera además que los planetas del sistema
solar se limitan a ocho (Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno,
Urano y Neptuno) y Plutón dejó de ser considerado como tal.
Ni "sizigia" —el término que utilizan los
astrónomos para referirse a la alineación de varios cuerpos celestes— ni mucho
menos "supersizigia" aquel día.
Miguel Querejeta ha apuntado que sí ocurren con
frecuencia alineaciones de dos planetas, y en ese sentido ha recordado la que
protagonizaron Júpiter y Saturno el 21 de diciembre de 2020, un fenómeno
astronómico excepcional que puede resultar —ha señalado— hermoso y curioso,
pero que no tiene ninguna trascendencia o interés desde el punto de vista
científico.
A su juicio, existen otros fenómenos astronómicos
mucho más comunes y que son claramente más espectaculares, como pueden ser un
eclipse total de sol o las "lluvias de meteoros" (lluvias de
estrellas) cuando muestran una gran actividad, acontecimientos que pueden
resultar visualmente mucho más espectaculares que una conjunción de planetas.
"Tremendamente improbable"
Que se produzca una alineación de los ocho planetas
del sistema solar es algo "técnicamente posible", algo que "en
teoría" podría ocurrir, pero es según el astrónomo "tremendamente
improbable", como lo es también la posibilidad de que se produzca una
conjunción en la que intervengan más de dos planetas.
Documentadas y previstas están las conjunciones de
Urano y Neptuno, que se repiten cada 171 años, pero Querejeta ha insistido en
que es muy improbable que en esas alineaciones coincida algún otro planeta más.
"La probabilidad de que una alineación entre todos los planetas del
sistema solar ocurra de forma perfecta es despreciable, y desde luego no es
algo que veremos en los próximos siglos".
Esas alineaciones o conjunciones de dos planetas
—vistos desde una posición cenital— sí se repiten con relativa frecuencia, y el
próximo día 12 se producirá una entre Venus y Marte, aunque la máxima
aproximación entre los dos será de 4 grados, el equivalente a ocho veces el
tamaño de la luna llena.
Más espectacular será la conjunción prevista para el
próximo 5 de abril, cuando Marte y Saturno se van a situar a tan solo un grado
—menos que el tamaño de una luna llena—, ha adelantado el científico del OAN, o
la que se va a producir el 30 de abril, cuando Júpiter y Venus van a estar
separados por menos de un grado, lo que puede resultar, esto sí, muy vistoso
por tratarse además de los dos planetas más brillantes del cielo al amanecer.
Fuente: EFE
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