Seis mil personas se reúnen en Chichén Itzá para contemplar el regreso de Kukulcán
Minutos
antes de las cinco de la tarde de este lunes 21 de marzo, Kukulcán llegó a su
encuentro con el mundo terrenal en la zona arqueológica de Chichén Itzá, donde
cerca de seis mil personas se dieron cita para recibir al dios maya luego de
dos años que por la pandemia de COVID-19 no se permitió el acceso al público.
En
este año, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) había
permitido, como medida para evitar aglomeraciones, el acceso de 15 mil personas,
cantidad menor a la que normalmente se recibía en Chichén Itzá previo a la
pandemia. Sin embargo, se dieron cita solo cerca de seis mil personas, quienes
empezaron a ingresar a Chichén Itzá, una de las Siete Maravillas del Mundo
Moderno, para disfrutar de la zona arqueológica, previo al llamado “descenso de
Kukulcán”.
Como
hacía dos años, en Pisté, comunidad del municipio de Tinum, Yucatán, donde se
ubica la zona arqueológica, comenzó el movimiento desde antes del mediodía con
camiones y camionetas de servicios turísticos, así como de vehículos
particulares con turistas nacionales y extranjeros que llegaron a vivir la
experiencia del equinoccio de primavera con Kukulcán.
Los
asistentes escucharon la narración de la formación de la serpiente emplumada en
los escalones del castillo construido por los mayas en honor a su deidad
Kukulcán, que según los pobladores de esta ciudad prehispánica su llegada marca
el inicio de la primavera y de un buen ciclo de prosperidad en las cosechas.
Este
día, Chichén Itzá recibió a cientos de personas que llegaron para cargarse de
energía, otras para realizar sus ceremonias y rituales mayas, para tener un
buen año.
La
zona arqueológica mostró gran afluencia en las taquillas, donde se formaron
largas filas de visitantes que compraron sus entradas.
Aunque
la cantidad de asistentes fue menor a la de años anteriores a la pandemia, los
prestadores de servicios vieron en este evento un respiro a meses de
inactividad, principalmente los ubicados alrededor de la zona arqueológica,
como son hoteles y restaurantes de Pisté, que lucieron a lo máximo de su
capacidad en el porcentaje permitido por las autoridades.
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