Así era el nuevo megarraptor encontrado en Argentina
Un equipo de científicos del CONICET del Museo
Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN) descubrió, en la
provincia de Santa Cruz, los huesos del megaraptórido más grande conocido hasta
el momento.
Se estima que este ejemplar carnívoro, en cuyo
hallazgo participaron además dos paleontólogos de Japón, habría vivido en la
Patagonia en la época anterior a la extinción de los dinosaurios -el denominado
Período Cretácico-, hace casi setenta millones de años.
El hallazgo de esta especie, que por sus
características fue bautizada con el nombre Maip macrothorax, acaba de
publicarse en la revista Scientific Reports.
Las características que encontraron en este nuevo
dinosaurio resultaron muy novedosas: los paleontólogos descubrieron que Maip
tenía entre nueve y diez metros de largo y un peso de aproximadamente cinco
toneladas.
Para soportar dicho peso, su columna vertebral
estaba compuesta por enormes vértebras interconectadas por un complejo sistema
de músculos, tendones y ligamentos, que el equipo pudo reconstruir a partir de
observar una serie de rugosidades y estrías en sus regiones articulares.
Ese sistema, infieren los científicos, le permitía
al animal mantenerse erguido sobre sus patas traseras mientras caminaba o
corría.
“Los huesos de Maip nos ayudaron a entender mejor la
anatomía de los megaraptores. Pertenecen a una familia cuyo esqueleto no era
como el de un tiranosaurio, grande pero pesado, sino que eran animales ligeros.
Es decir que sus huesos no eran macizos sino que presentaban una gran cantidad
de huecos internos que los hacían mucho más livianos, algo así como un ladrillo
hueco comparado con uno macizo –explica el becario del CONICET Mauro Aranciaga
Rolando, primer autor del artículo-.
Además tenían cola larga y patas largas, lo que
también corrobora que eran animales relativamente ágiles. Lo más característico
de estos dinosaurios son sus brazos: largos, gigantes, rematados por unas
garras de hasta treinta y cinco centímetros de largo, con las que inferimos que
agarraban y despedazaban a sus víctimas. Eran su arma principal, ya que sus
dientes eran afilados pero pequeños”.
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