El 'bamboleo' de la Tierra moldeó la evolución humana
Quizá somos lo que somos como consecuencia de un
bamboleo planetario. La distribución de las especies de homínidos durante los
últimos dos millones de años estuvo fuertemente influenciada por los cambios en
el clima de la Tierra, según un nuevo estudio. El trabajo, que se basa en
amplias fuentes de datos, proporciona información importante sobre la historia
de la evolución humana.
Durante los últimos cinco millones de años, la
Tierra pasó del clima más cálido y húmedo del Plioceno (hace 5,3 a 2,6 millones
de años) al clima más frío y seco del Pleistoceno (hace 2,6 a 0,01 millones de
años). Dentro de este marco de tiempo, los cambios en la órbita de la Tierra
alrededor del Sol, los llamados ciclos de Milankovitch, influyeron en el clima,
lo que llevó a los científicos modernos a establecer el vínculo entre el cambio
climático astronómicamente forzado y las migraciones humanas ancestrales.
Sin embargo, faltan conjuntos completos de datos
paleoclimáticos necesarios para demostrar este vínculo.
En un artículo publicado este miércoles en la
revista Nature, Axel Timmermann y su equipo ha combinado datos de modelos
novedosos con análisis fósiles y arqueológicos para estudiar los movimientos de
cinco especies de homínidos, incluidos el Homo heidelbergensis , el Homo
sapiens y el Homo erectus durante los últimos dos millones de años.
Los resultados muestran que los cambios forzados
astronómicamente en la temperatura, las precipitaciones y la producción
primaria neta terrestre (una medida de la cantidad neta de carbono capturada
por las plantas cada año) tuvieron un gran impacto en la distribución,
dispersión y, potencialmente, diversificación de los homínidos.
Durante el Pleistoceno temprano, los homínidos se
asentaron en ambientes con poca variabilidad climática. Sin embargo, hacia el
final del Pleistoceno, se convirtieron en vagabundos globales y se adaptaron a
una amplia gama de condiciones climáticas. Además, se cree que las
perturbaciones climáticas en el sur de África y Eurasia de hace 300 a 400 mil
años contribuyeron a la transformación evolutiva de las poblaciones de H.
heidelbergensis en H. sapiens y neandertales, respectivamente.
“Los resultados de los autores indican que, después
de la emergencia de H. heidelbergensis hace aproximadamente 875.000 años, la
dispersión de los homínidos en Eurasia estuvo acompañada de movimientos hacia
entornos caracterizados por altos y bajos productividad primaria neta, muy por
encima de la rangos de hábitats experimentados por sus primeros ancestros”,
escribe Michael D. Petraglia en un artículo de análisis en la misma revista.
“La amplia gama de ambientes y latitudes atravesadas
por H. erectus y H. heidelbergensis sugiere que estas dispersiones fueron
acompañadas por cambios adaptativos en biología y de cultura en estos
homínidos”. “Es una sugerencia razonable”, añade, “que tales cambios, a su vez,
impulsaron la capacidad de los homínidos para extender su rango geográfico aún
más, estableciendo el escenario para que H. sapiens migrara a nuevos
ecosistemas y se adaptase a las condiciones climáticas extremas”.
“El análisis del hábitat de los homínidos simulados
se superponen de hace aproximadamente entre 300 y 400 mil años sugiere además
que las perturbaciones climáticas en contrafase en el sur de África y Eurasia
contribuyeron a la transformación
evolutiva de las poblaciones de Homo heidelbergensis en Homo sapiens y
neandertales, respectivamente”, concluyen los autores. “Nuestro robustas simulaciones
numéricas de cambios de hábitat inducidos por el clima proporcionan un marco
para probar hipótesis sobre nuestro origen humano”.
En cualquier caso, como sentencia Petraglia, “aún
queda mucho por aprender sobre las implicaciones evolutivas de la variabilidad
climática durante los últimos dos millones de años”.
“Este estudio proporciona un punto de partida para
probar una serie de teorías sobre cómo los cambios climáticos y de hábitat
dieron forma a la distribución, diversificación y dispersión de las especies de
homínidos. Una investigación sobre el terreno, con un estrecho escrutinio del
registro paleoambiental, fósil y arqueológico en todo el mundo, será crucial
para tal esfuerzo”.
Referencia:
Climate effects on archaic human habitats and species successions (Nature) DOI
10.1038/s41586-022-04600-9
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