Rusia abandona la Estación Espacial Internacional
Rusia lo venía advirtiendo desde que comenzase la
guerra en Ucrania y, al final, ha cumplido sus amenazas. Roscosmos anunció
primero que no seguiría colaborando con la Agencia Espacial Europea (ESA) en la
misión que tenían conjunta para el lanzamiento de Exomars y, poco después,
amenazó con dejar varado en el espacio al astronauta estadounidense Mark Vande
Hei.
Roscosmos también anunciaba a finales de febrero la
paralización de los lanzamientos de cohetes Soyuz desde Kourou, un servicio que
tenía pensado emplear Arianespace en abril; y la retirada de su personal de la
Guayana Francesa.
Ahora, la agencia espacial rusa ha hecho definitiva
su decisión de dejar de participar en la Estación Espacial Internacional (EEI),
tras constatar la negativa de Occidente a levantar las sanciones contra las
empresas de Roscosmos. Así lo anunciaba este sábado de forma oficial.
El director general de la agencia rusa, Dmitri
Rogozin, declaraba en Telegram que presentarían pronto a la dirigencia del país
“las propuestas de Roscosmos con respecto a los plazos de cese de esta
cooperación en el marco de la EEI con las entidades espaciales de EEUU, Canadá,
la UE y Japón”.
Hasta el alzamiento del conflicto, el Gobierno ruso
negociaba incluso la posibilidad de continuar la colaboración hasta 2030,
aunque, por el momento, tenía previsto participar en la EEI hasta 2024.
Sin embargo, hace aproximadamente un año se hacía
público que Roscosmos comenzaba a
trabajar en su propia estación orbital y que esperan lanzarla en 2025, ya que
Moscú estaría considerando retirarse del programa de la Estación Espacial
Internacional (EEI) para ir por su cuenta.
En la actualidad, según EFE, Rogozin había
presentado a sus socios espaciales un ultimátum para levantar antes del 31 de
marzo las sanciones impuestas a Rusia tras la ofensiva militar en Ucrania, algo
que, por el momento, no va a suceder.
La propia NASA ha reconocido que cualquier intento
de separar el segmento estadounidense del ruso "supondría importantes
desafíos logísticos y de seguridad dada la multitud de conexiones externas e
internas, la necesidad de controlar la inclinación y la altitud de la nave
espacial y la interdependencia del software".
El director general de Roscosmos sostiene que es
imposible controlar la EEI sin la participación de Rusia, ya que es el país
responsable de la orientación de la estación y la previsión de colisiones
peligrosas, además del suministro del combustible y cargamento.
Las correcciones de órbita de la plataforma orbital
internacional y todas las propulsiones se hacen con los motores del módulo de
servicio Zvezdá del segmento ruso o con las naves de carga Progress.
El fin de la cooperación significará, según Rogozin,
un grave riesgo de que una salida descontrolada de la estación de su órbita y
una posible caída sobre el territorio de EEUU, Europa u otros países.
Además, asegura que esta estructura de 500 toneladas
podría caer sobre la India y China, por lo que tendrían que asumir estos
riesgos, ya que la EEI no vuela sobre Rusia.
El jefe de Roscosmos hace referencia continuamente a
las “sanciones ilegales” que los países miembros de la EEI están estableciendo
contra Rusia con el fin de bloquear el financiamiento económico y las
actividades tecnológicas del país para “destruir la economía de Rusia”.
Por ello, Dmitri asegura que restablecerá las
relaciones normales entre socios de la EEI tras el levantamiento de estas
sanciones.
Por otro lado, los rusos alertaron en agosto del año
pasado que desde hacía más de diez años se habían encontrado grietas en la EEI
y que estaba llegando a su fin.
La EEI se rige por un documento llamado Acuerdo
Intergubernamental o IGA. Este documento fue negociado por primera vez por los
Estados Unidos, Europa, Canadá y Japón en 1988. Después del colapso de la Unión
Soviética, los Estados Unidos buscaron incorporar a Rusia a la asociación, en
parte para mantener a los ex científicos soviéticos de cohetes trabajando en el
espacio civil. Actividades en lugar de vender sus talentos a países que buscan
desarrollar misiles balísticos intercontinentales o tecnología militar
relacionada.
La estación se rige por el consentimiento, de modo
que ningún socio individual puede decidir unilateralmente tomar su parte de la
estación y partir. Legalmente, un país puede salir de la asociación, pero aún
debe mantener sus responsabilidades o estará en violación del acuerdo, dicen
los expertos. Básicamente, esto significa que, legalmente, Rusia está
comprometida con los servicios de propulsión.
Si bien el programa espacial de Rusia ya se separó
de Occidente de manera significativa desde el estallido de la guerra en
Ucrania, esos movimientos han involucrado en gran medida contratos comerciales.
Salir de la Estación Espacial representaría efectivamente romper un tratado
internacional.
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