La interacción entre la lava y la escarcha forma dunas en la luna Io de Júpiter

 

El paisaje de dunas imperante en la volcánica luna Io de Júpiter es probablemente el resultado de la interacción entre la lava y la escarcha, según revela un nuevo estudio de la Universidad de Rutgers.

Io es la tercera luna más grande de Júpiter y el cuerpo con mayor actividad volcánica del Sistema Solar, producida por la atracción que el planeta ejerce sobre el satélite y la generación de calor en el interior, que impulsa las erupciones a la superficie.

Además de un paisaje volcánico escarpado, la superficie helada de Io tiene características serpenteantes, similares a las dunas y las crestas de la Tierra y Marte.

Las dunas son colinas de arena apiladas por procesos eólicos. Sin embargo, la atmósfera de baja densidad de Io da como resultado vientos débiles, lo que sugiere que están esculpidas por alguna otra fuerza aerotransportada. En la Tierra, se producen fuerzas similares cuando la roca fundida se encuentra con el agua, lo que produce poderosas explosiones de vapor.

Aunque el agua no está presente en Io, el nuevo estudio liderado por el científico planetario George McDonald considera la aparición generalizada de escarcha de dióxido de azufre.

Plantea la hipótesis de que la lava que se mueve lentamente debajo de una capa de escarcha crea chorros de vapor lo suficientemente densos y rápidos para transportar granos y generar grandes formaciones parecidas a dunas en la superficie de la luna. Este proceso se conoce como saltación.

El estudio calcula que los chorros son lo suficientemente fuertes como para movilizar granos de entre 20 micrómetros y un centímetro de diámetro y construir dunas de más de 30 metros de altura. Su trabajo está respaldado por imágenes tomadas por la misión Galileo de la NASA, que revelan que las dimensiones de las dunas de Io son consistentes con las vistas en la Tierra y otros mundos, informa Rutgers en un comunicado.

De hecho, también se han observado características similares a dunas en el cometa 67P y en Plutón, los cuales carecen de atmósferas espesas. El trabajo de McDonald y sus colegas agrega Io a una lista cada vez mayor de cuerpos planetarios con atmósferas débiles en los que el transporte de sedimentos eólicos puede ser un control importante en la evolución del paisaje.

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