Una nueva eyección solar alcanzará la Tierra el 21 de julio

Algo le está ocurriendo a nuestro Sol. El pasado 11 de julio, una de las regiones de la atmósfera solar que actualmente exhiben manchas solares despertó la atención de los observatorios debido a un repentino incremento de su brillo en ultravioleta y rayos X. Los siguientes en notarlo fueron radioaficionados a ambos lados del Océano Pacífico, al ver sus comunicaciones brevemente interrumpidas.

Acababa de producirse una fulguración solar. Es decir, una súbita emisión de radiación electromagnética y partículas energéticas localizada en una pequeña región de la atmósfera solar. Una región donde, además, el campo magnético es especialmente fuerte y complejo.

En muchas ocasiones, una fulguración solar precede un evento mucho más impactante. El mismo campo magnético que generó tal fulguración se retuerce bajo la superficie del Sol, arrastrando enormes cantidades de plasma solar fuera de la misma y, como si de un cañón se tratase, lanzándolas a gran velocidad hacia el espacio. Hablamos entonces de una eyección de masa coronal. A diferencia de la radiación proveniente de una fulguración (que alcanza la Tierra a la velocidad de la luz, alrededor de 8 minutos), las eyecciones de masa coronal las componen partículas cargadas moviéndose a cierta velocidad. Esto implica que pueden tardar entre unas horas a varios días en llegar a la órbita terrestre.

Y así acabó siendo. Distintas fulguraciones de intensidad moderada continuaron sucediéndose durante la semana pasada hasta que, el pasado 15 de julio, una de ellas fue acompañada de una espectacular eyección. Eso sí, con una particularidad: esta vez, se dirige hacia nuestro planeta. Y esperamos ser alcanzados por ella el próximo 21 de julio.

No es la primera vez que nos vemos en estas. Aunque a día de hoy la física de estos fenómenos no se conoce en profundidad, sí tenemos la certeza de que su naturaleza es principalmente magnética. Y también de que su ocurrencia no es fortuita: cada 11 años aproximadamente, nuestro Sol experimenta unos períodos de alta actividad magnética (denominados máximos solares).

Durante estos máximos, la frecuencia de estos eventos es especialmente alta. Y ahora mismo estamos entrando en el máximo del actual ciclo, cuyo pico de actividad se espera alcanzar a lo largo del año 2024.

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