Buscan un objeto alienígena que llegó del espacio y se estrelló en el Pacífico

 

Los datos recopilados en 2014 cuando un objeto se estrelló contra el océano frente a la costa de Papua Nueva Guinea, indicaron que el meteorito podría ser un objeto interestelar, y si eso es cierto, entonces sería el tercer objeto conocido (después de Oumuamua y Borisov), y el primero que se sabe que existe en la Tierra.

Apodado CNEOS 2014-01-08, se cree que el objeto interestelar medía alrededor de medio metro de ancho, y sus orígenes potencialmente interestelares fueron reconocidos por primera vez por el entonces estudiante graduado Amir Siraj y el profesor de Harvard Avi Loeb. Usando datos de catálogo sobre la trayectoria del objeto, Siraj y Loeb concluyeron que podría provenir de más allá de nuestro Sistema Solar debido a su velocidad heliocéntrica inusualmente alta; en otras palabras, se movía a velocidades que sugieren que puede no estar atrapado dentro del pozo de gravedad del Sol.

Sin embargo, hay una trampa. Los datos utilizados para medir el impacto del objeto con la Tierra provienen de un satélite espía del Departamento de Defensa de Estados Unidos, diseñado para monitorear las actividades militares terrestres. Como tal, los valores de error exactos de la medición son un secreto cuidadosamente guardado: el ejército de Estados Unidos desconfía de permitir que las capacidades precisas de su satélite se conviertan en información de dominio público, indicó Science Alert.

Pero sin estos detalles, es comprensible que gran parte de la comunidad científica no esté dispuesta a clasificar oficialmente a CNEOS 2014-01-08 como un objeto interestelar. Por lo tanto, el artículo de Siraj y Loeb permanece inédito y aún no ha pasado la revisión por pares. Sin embargo, su afirmación se vio reforzada en abril de 2022, cuando el científico jefe del Comando de Operaciones Espaciales de la Fuerza Espacial de Estados Unidos, Joel Mozer, revisó los datos clasificados en cuestión y "confirmó que la estimación de velocidad informada a la Nasa es lo suficientemente precisa como para indicar una trayectoria interestelar".

Si bien la clasificación científica oficial de CNEOS 2014-01-08 parece condenada a permanecer en el limbo por el momento, la declaración de la Fuerza Espacial de Estados Unidos fue suficiente para convencer a Siraj y Loeb de su origen interestelar, y ahora pasaron a proponer posibles formas de encontrar el objeto y estudiarlo de cerca, según publicó Science Alert.

Gran parte del meteorito se habría quemado durante su descenso a la atmósfera de la Tierra, probablemente dejando solo fragmentos esparcidos por el fondo del océano. Sin embargo, no se pierde toda esperanza, ya que los datos de seguimiento del satélite, combinados con los datos de viento y corrientes oceánicas, pueden proporcionar un área de búsqueda razonable de solo 10 km por 10 km.

Más importante aún, se espera que los fragmentos sean magnéticos, por lo que un barco que arrastre con un gran imán podría potencialmente recoger los minúsculos fragmentos de meteoritos del fondo del océano. Siraj y Loeb proponen hacer precisamente eso, y se asociaron con una empresa de consultoría de tecnología oceánica para que esto suceda.

En una entrevista con Universe Today, Loeb explicó que tal búsqueda podría ofrecernos "la oportunidad de realmente poner nuestras manos sobre la reliquia y averiguar si es natural, si es una roca o si, ya sabes, una pequeña fracción de esos objetos interestelares podrían ser artificiales".

Loeb habló en los últimos años sobre el potencial de objetos interestelares como CNEOS 2014-01-08, Oumuamua y Borisov para ser objetos artificiales creados por inteligencia extraterrestre. Como jefe del Proyecto Galileo, la búsqueda de evidencia de vida inteligente en el Universo es una de sus principales áreas de investigación. Pero sus afirmaciones más extravagantes han provocado críticas de algunos de sus pares en la comunidad astronómica. Sin embargo, en el caso de CNEOS 2014-01-08, Loeb no va tan lejos como para sugerir que es un artefacto alienígena, según publicó Clarín.

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