¿Falla la evolución al no corregir enfermedades como el cáncer, el Alzheimer o la diabetes?
¿Qué
razón evolutiva tiene el estar enfermo? ¿Es sinónimo de fragilidad? ¿Por qué
seguimos enfermando si la evolución se supone que prima a los más fuertes? ¿Es
una chapuza? ¿Hay enfermedades que son fruto de la evolución? ¿O es que a
nuestra biología no le ha dado tiempo de adaptarse?
Todas estas interesantes cuestiones --y
más-- intenta resolverlas en 'Homo imperfectus' (Destino) la doctora en
Medicina y Cirugía y paleontropóloga María Martinón-Torres, especialista en
Evolución Humana y en Antropología Forense, y coinvestigadora principal de
Atapuerca; un manual en el que intenta desvelar el papel que las enfermedades
han tenido a lo largo de la evolución humana.
Respondiendo a nuestras preguntas en una
entrevista con Infosalus, la también directora del Centro Nacional de
Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) cuenta que cuando nos definimos
los seres humanos frente al resto de seres vivos, sobre todo invocamos a la
evolución y a las teorías de Darwin de selección de especies, y consideramos
esas características adaptativas y positivas, como el que nos haya crecido el
cerebro, el que seamos un primate bípedo, o cuáles son las ventajas de saber
hacer herramientas.
"Pero si la evolución funciona, no
tendría por qué poder explicarse, al menos de la misma forma, bajo la misma ley
de la naturaleza o teoría, todo lo demás que también forma parte de nuestra
vida, y que conforma una parte consustancial de la existencia que es vivir con
enfermedad, con achaques, con dificultades físicas, con enfermedad o con
dolor", advierte.
Aquí
destaca que somos una especie social, donde lo fundamental es estar asociado a
un grupo que nos aporte los recursos necesarios para vivir, de forma que si
estamos enfermos nuestro estado dependerá más de esto y de los recursos que
dispongamos, más que de la fortaleza física.
"El
concepto de fragilidad cambia según la especie y el estilo de vida. Para una
especie social, como los seres humanos, la fortaleza te la da el grupo, y ya no
es tan importante ser listo o fuerte, sino el estar bien rodeado, esta es la
naturaleza del 'homo sapiens'", detalla.
Así, Martinón-Torres lamenta que siempre
hemos visto a las enfermedades como un fallo dentro de la evolución, un
"fleco suelto" porque no somos tan buenos como pensábamos, no siendo
así, según defiende esta paleontropóloga: "La enfermedad no es adaptativa
por sí misma, no una hay ventaja en crear o en favorecer el desarrollo de una
enfermedad, pero en la mayor parte de los casos es una consecuencia de la evolución
o un esfuerzo de adaptación a determinadas características".
Muchas de las enfermedades en su mayoría
todavía son desajustes que existen entre nuestra biológia y el ambiente que
nosotros hemos creado a un ritmo muchísimo más rápido del que nuestra biología
es capaz de asimilar, según incide. "Esto no quiere decir que nuestro
cuerpo no esté reaccionando. No es que estemos mal hechos, sino que le pedimos
que, en un tiempo muy corto, nuestra biología, nuestra anatomía o fisiología,
se adapten a cambios tremendos desde que se originó nuestra especie hace 300.000 años hasta la actualidad",
resalta.
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