Las mariposas de cristal se enamoran por el olfato
Un nuevo estudio genético revela que estas especies amazónicas usan feromonas para reconocerse y que su diversidad cromosómica ha sido clave en su rápida evolución
Las mariposas de alas
de cristal, famosas por su transparencia y por compartir un aspecto similar con
otras especies tóxicas, esconden un sofisticado sistema de identificación que
va más allá de lo visual: se huelen entre sí. Así lo ha demostrado un estudio
internacional liderado por el Instituto Wellcome Sanger del Reino Unido y
universidades de Ecuador y Brasil, que ha cartografiado genéticamente a estas
mariposas y reescrito su árbol evolutivo.
El hallazgo demuestra
que las mariposas emplean feromonas específicas para localizar a miembros
compatibles de su propia especie, un mecanismo vital en zonas con alta densidad
de especies similares, como la selva amazónica. Esta habilidad olfativa permite
evitar el apareamiento entre especies genéticamente incompatibles, lo que
supondría la producción de descendencia estéril.
Un nuevo mapa genético
y seis especies descubiertas
Gracias al análisis genético de casi todas las especies de dos radiaciones
evolutivas particularmente rápidas, los científicos han detectado que seis
subespecies son en realidad especies distintas. En total, existen más de 400
especies de mariposas de alas de cristal, muchas de ellas prácticamente
indistinguibles a simple vista, lo que había dificultado hasta ahora su
clasificación precisa.
El estudio, publicado
en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), ha hecho
públicos diez nuevos genomas de referencia, que ayudarán a futuras
investigaciones en biodiversidad y conservación de insectos.
Cromosomas reordenados
y evolución acelerada
Una de las claves de esta evolución explosiva reside en sus cromosomas.
Mientras la mayoría de las mariposas poseen 31, las mariposas de alas de
cristal presentan entre 13 y 28, lo que indica un elevado nivel de
reordenamiento cromosómico. Aunque sus genes son similares, están organizados
de forma distinta en cada especie, lo que imposibilita el cruce exitoso entre
individuos con configuraciones incompatibles.
Esta reorganización ha
impulsado la formación de nuevas especies en tiempo récord, ya que impide la
reproducción entre mariposas genéticamente distintas y favorece la adaptación
rápida a nuevos hábitats, altitudes o plantas hospedadoras.
Un modelo para la
conservación global
Eva van der Heijden, investigadora del Instituto Wellcome Sanger y la
Universidad de Cambridge, ha subrayado que “estas mariposas son un grupo
increíblemente adaptable y valioso para la investigación ecológica desde hace
más de un siglo”. Sin embargo, hasta ahora no existía un recurso genético
sólido para identificarlas con precisión.
Con este nuevo árbol
evolutivo y el acceso abierto a múltiples genomas, el equipo espera que los
datos sirvan para avanzar en la conservación de estas especies clave, así como
de otros insectos fundamentales para el equilibrio de los ecosistemas del
planeta.
Comentarios
Publicar un comentario