Un agujero negro de paso pudo ser la causa del misterioso oscurecimiento de Betelgeuse en 2019
A finales de 2019, la supergigante roja Betelgeuse,
a 642 años luz de distancia, empezó misteriosamente a oscurecerse, llegando a
perder hasta el 60% de su brillo habitual. Algo realmente llamativo para una
estrella que está entre las diez más brillantes que pueden verse desde la
Tierra y que llevó a los astrónomos a creer que su explosión como supernova era
inminente. Con sus 900 millones de km de diámetro, el tamaño de Betelgeuse es
tal que si ocupara el lugar del Sol en el Sistema Solar su borde exterior se
situaría en el cinturón de asteroides, entre las órbitas de Marte y Júpiter,
por lo que los planetas internos de nuestro sistema, Mercurio, Venus, la Tierra
y Marte, estarían 'dentro' de ella.
Betelgeuse, además, es una estrella que está a punto
de morir. Y cuando lo haga será estallando como supernova de Tipo II, algo que
sucede cuando el núcleo de una estrella ya no es capaz de generar la energía suficiente
para 'sostener' su enorme masa, que se colapsa debido a su propia gravedad
hasta que la estrella, incapaz de resistir la inmensa presión, explota
liberando una inmensa cantidad de energía.
Por eso, cuando a finales de 2019 la estrella empezó
a oscurecerse sin motivo aparente, los astrónomos pensaron de inmediato que el
final era inminente. El brillo de Betelgeuse siguió reduciéndose hasta
principios de 2020, pero en febrero de ese año, cuando su luminosidad era ya
sólo un 60% de la habitual, el oscurecimiento se detuvo, y la estrella empezó
poco a poco a recuperarse. Hoy en día, su brillo ya vuelve a tener sus niveles
normales de intensidad.
Estas imágenes, tomadas con el instrumento SPHERE en
el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral, muestran la
superficie de la estrella supergigante roja Betelgeuse durante su
oscurecimiento sin precedentes, que ocurrió a finales de 2019 y principios de
2020. La imagen del extremo izquierdo, tomada en enero 2019, muestra la
estrella con su brillo normal, mientras que las imágenes restantes, de
diciembre de 2019, enero de 2020 y marzo de 2020, se tomaron todas cuando el
brillo de la estrella había disminuido notablemente, especialmente en su región
sur. El brillo volvió a la normalidad en abril de 2020 ESO/M. MONTARGÈS ET AL.
Betelgeuse, pues, no estuvo a punto de explotar como
muchos pensaban. Y aunque su final está inevitablemente cerca, pueden pasar
años, décadas o incluso un milenio antes de que se produzca. Es imposible
predecir el momento exacto en que esa explosión tendrá lugar. Llegará pronto,
pero no sabemos cuándo.
¿Qué fue entonces lo que provocó el oscurecimiento
de Betelgeuse? Los científicos llevan años intentando averiguarlo y se han
propuesto distintas explicaciones, desde nubes de polvo y gas a fragmentos de
planetas destrozados 'tapando' parte de la estrella, aunque ninguna de ellas ha
logrado satisfacer a todo el mundo. En lo que todos están de acuerdo es que,
sea cual sea la causa, debió de tratarse de algo extraordinario. Algo, además,
que debió venir de fuera de la estrella, ya que es imposible que las reacciones
y procesos nucleares de su interior se detengan para volver a empezar pasados
unos meses.
Existe, sin embargo, otra posibilidad. Cuando una
estrella gira demasiado deprisa, la fuerza de rotación hace que se abulte en su
ecuador, de modo que allí la distancia de la superficie al núcleo es mayor de
la que hay en los polos. Y eso hace que la temperatura, y por lo tanto el
brillo de la estrella, disminuya en lo que se conoce como 'oscurecimiento por
gravedad'. Pero Betelgeuse no está girando sobre sí misma lo suficientemente
rápido como para que esto suceda, aunque hay 'otras cosas' que pueden generar abultamientos
en los costados de una estrella. Cosas como un agujero negro que estuviera de
paso.
Esa es, precisamente, la idea investigada por un
equipo de astrónomos del Bowdoin College, una Universidad privada en Maine,
Estados Unidos. Si un agujero negro se hubiera acercado lo suficiente a
Betelgeuse en 2019, habría generado potentes mareas en su superficie (como las
que la Luna genera en los océanos terrestres) con un efecto similar al de un
giro demasiado rápido: un abultamiento ecuatorial con la correspondiente
disminución del brillo. Después, y una vez que el agujero negro se alejara
siguiendo su camino, todo volvería a la normalidad.
En un estudio publicado en 'Monthly Notices of the
Royal Astronomical Society', los investigadores estudian, precisamente, esa
posibilidad. Y sus conclusiones son que, por sí solo, el paso de un agujero
negro no habría podido generar en Betelgeuse un oscurecimiento del 60%, aunque
sí otros efectos, como por ejemplo un fuerte estallido estelar, con la súbita
eyección al espacio de una gran cantidad de material de la estrella. La
combinación de todo ese material con el ya citado oscurecimiento por gravedad,
según el estudio, sí que habría sido suficiente para explicar el 'gran
oscurecimiento'.
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