Encontrados en Somalia unos minerales 'alienígenas' jamás vistos antes en la Tierra

 

Una roca rojiza y picada de viruelas ha estado durante muchos años a las afueras de la ciudad somalí de El Ali, cerca de un popular pozo donde los pastores y sus animales se reúnen para saciar la sed.

El conocimiento de la piedra, tal como detalla National Geographic, que pesa más de 15 000 kilos, se había transmitido a través de generaciones de pastores de camellos, que utilizaban su superficie metálica como yunque para afilar sus espadas. Pero su historia se remonta aún más atrás, a los albores de nuestro sistema solar.

Conocido como meteorito El Ali, este trozo de metal atravesó la atmósfera terrestre en una fecha desconocida del pasado. Trajo consigo al menos tres minerales que no se encuentran de forma natural en la Tierra, según han anunciado recientemente los científicos. La química y la forma cristalina de cada mineral esconden pistas sobre acontecimientos ocurridos a millones de kilómetros de distancia y miles de millones de años en el pasado.

Aunque puede que los minerales no alteren drásticamente nuestra comprensión de nuestro vecindario celeste, los investigadores esperan que estos secretos cósmicos descubiertos tras estar escondidos a plena vista puedan ayudar a completar los detalles sobre las caóticas colisiones de nuestro primitivo sistema solar.

"Cada nuevo mineral (todos y cada uno) tiene una voz y una historia que contar", afirma Chi Ma, mineralogista de meteoritos del Instituto de Tecnología de California (Estados Unidos), que descubrió uno de los nuevos minerales y ayudó a confirmar los otros dos.

El descubrimiento de tres nuevos minerales es el último giro en la disputa de varios años sobre el destino del meteorito de El Ali. Prospectores de una pequeña empresa minera encontraron la piedra en 2019 mientras buscaban ópalo. Al año siguiente, después de que el Gobierno somalí no estuviera dispuesto a pagar el precio multimillonario, la empresa minera exportó el meteorito a China, dice el geólogo Abdulkadir Abiikar Hussein de la Universidad Almass en Mogadiscio, Somalia, quien inspeccionó el meteorito a petición del Gobierno.

Ahora la roca espacial aún no tiene comprador y Hussein teme que sea cortada en trozos más pequeños para su venta, destruyendo para siempre una pieza de incalculable valor del patrimonio nacional. Espera que los nuevos descubrimientos hagan que "el Gobierno despierte de su sueño y compre esa cosa y la devuelva a Somalia".

Una pequeña empresa minera, con la esperanza de vender el meteorito de 15 000 kilos, lo sacó de su ubicación original y lo exportó a China.

Aunque generaciones de pastores de camellos conocían este meteorito, el noveno más grande jamás hallado, no se documentó científicamente hasta hace unos años. La roca, extrañamente lisa, llamó la atención de los prospectores y, al golpearla con un martillo, emitió un sonido metálico. Sospecharon que se trataba de un meteorito de hierro, un objeto espacial compuesto en gran parte de hierro y níquel, muchos de los cuales se cree que proceden de los núcleos de asteroides o planetesimales aplastados, similares al centro metálico de nuestro planeta.

Los buscadores enviaron pequeñas muestras del meteorito a los científicos para su confirmación y posterior análisis, y un trozo cayó en manos de Chris Herd, conservador de la colección de meteoritos de la Universidad de Alberta (Canadá).

Mientras estudiaba el trozo de roca, observó varios cristales con composiciones inusuales. Un análisis posterior, que incluyó una comparación con minerales creados sintéticamente, confirmó su presentimiento: la composición y estructura de los minerales nunca se había visto antes en la naturaleza. Herd bautizó uno de los minerales como elaliita, en honor al propio meteorito, y el segundo como elkinstantonita, en honor a Lindy Elkins-Tanton, científica planetaria de la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos) e investigadora principal de la próxima misión Psyche de la NASA, que explorará un asteroide metálico.

Elkins-Tanton se enteró del plan de Herd para el nombre del mineral poco después de que la misión Psyche perdiera su fecha de lanzamiento por problemas durante las pruebas de software. Su moral estaba por los suelos. "Me levantó el ánimo", dice, haciendo una pausa. "Me sentí muy conmovida".

Ma, de CalTech, que ya había descubierto docenas de nuevos minerales, identificó el tercer mineral y lo llamó Olsenita en honor del difunto Edward Olsen, antiguo conservador del Museo Field de Historia Natural de Chicago que había postulado la existencia del mineral que ahora lleva su nombre.

Nuestro planeta tiene unos 5800 minerales, mientras que sólo se han encontrado unos 480 en meteoritos. Muchos de esos minerales meteoríticos son realmente extraños: alrededor del 30% no se forman de forma natural en la Tierra.

Los minerales recién descubiertos se hallaron en inclusiones, que parecen lunares microscópicos esparcidos por los cortes de muestra del meteorito. El equipo aún está estudiando las condiciones exactas en las que se formaron, explica Herd, pero la presencia de los nuevos minerales dentro de los lunares da pistas sobre el momento de su crecimiento.

A medida que el metal fundido de un meteorito se enfría y solidifica lentamente, los distintos minerales cristalizan en momentos diferentes, lo que deja tras de sí ciertos elementos "incompatibles" que se concentran en la menguante reserva de líquido. Los nuevos minerales se formaron cuando casi todo el metal ya se había enfriado y sólo quedaban pequeñas burbujas fundidas que acabaron cristalizando para formar las inclusiones.

La química general de la roca revela que este proceso de enfriamiento probablemente no se produjo en el núcleo de un asteroide, como se cree que ocurrió con la mayoría de los demás meteoritos de hierro. En su lugar, es probable que el metal cristalizara cerca de la superficie de un cuerpo planetario después de que una colisión a gran velocidad convirtiera las superficies sólidas en fundidas.

Estos cuerpos colisionantes pueden haber sido los núcleos de asteroides destruidos, o tal vez eran rocas espaciales primitivas conocidas como condritas, que tienen una cantidad significativa de metal mezclado con roca. En cualquier caso, lo más probable es que chocaran a velocidades de vértigo, como ocurre actualmente en el cinturón de asteroides, donde los objetos alcanzan velocidades superiores a los 17 000 km/h.

El estudio de la mineralogía de los meteoritos es, en muchos sentidos, una "exploración del Sistema Solar desde el sillón", afirma Herd. "Intentamos restringir la variedad de condiciones que han existido dentro de diferentes cuerpos planetarios".

Mientras tanto, en la Tierra continúa el debate sobre el futuro del meteorito. Si el meteorito se vende a un tercero, parte del dinero se entregará al Gobierno local, según Hussein. Pero añade que muchos somalíes consideran que la solución no es satisfactoria y creen que, para empezar, no debería haberse trasladado fuera del país. "Debería estar en casa".

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