La sorpresa de Marte: hay nieve en el planeta rojo
Noora Alsaaed a menudo piensa en hacer un muñeco de
nieve en Marte. ¿Un muñeco de nieve en Marte? ¿Ese planeta desértico y desolado
de allí? ¿El que está cubierto de arena? Vaya sueño tan inusual.
Pero Alsaeed sabe algunas cosas que el resto de
nosotros no. Es una científica planetaria en la Universidad de Colorado en
Boulder y su trabajo se basa en datos de una nave espacial de la NASA que
orbita Marte. Estudia las regiones polares del planeta rojo y las peculiares
moléculas suspendidas en la atmósfera sobre ellas. Sabe que, en Marte, nieva.
Como en la Tierra, en el planeta rojo hay
estaciones, y durante el invierno, el doble que el nuestro, los cristales
helados caen de las nubes y se acumulan en la superficie gélida. Esto suena
increíble, ya que Marte es extremadamente seco, pero evita ese pequeño
tecnicismo al sustituir la compleja nieve de seis lados por otra cosa. La
atmósfera de Marte, muchas veces más fina que la de la Tierra, está compuesta
principalmente de dióxido de carbono. En las condiciones más duras, ese dióxido
de carbono se transforma de gas a pequeños cristales de hielo en forma de cubo,
específicamente hielo seco, del tipo que utilizamos los terrícolas para crear
una escena de miedo en Halloween. El hielo es demasiado pesado como para
permanecer en el cielo de Marte, así que nieva, asentándose en montones
superficiales.
Marte es el planeta que, además de la Tierra,
probablemente haya causado la mayor impresión en la imaginación de la gente.
Conocemos bien Marte como el planeta con los róveres, el lugar en el que Elon
Musk quiere que la gente tenga un segundo hogar, el próximo destino obvio ahora
que los humanos hemos estado en la luna. Pero tras todo ese revuelo, hay detalles
fascinantes sobre el cuarto planeta desde el Sol, como su hipnotizante paisaje
sonoro y sus formaciones rocosas, como milhojas. La nieve de dióxido de carbono
es solo una de las muchas curiosidades de Marte.
Los científicos comenzaron a sospechar que las
regiones polares de Marte podrían enfriarse lo suficiente como para que el
dióxido de carbono se convirtiese en nieve a principios del siglo XIX, según
explicó Paul Hayne, científico planetario en la Universidad de Colorado en
Boulder que estudia las nevadas marcianas. Una misión de la NASA en la década
de los setenta hizo observaciones que luego fueron interpretadas como los
primeros signos de nevadas de dióxido de carbono. En el 2008, una nave espacial
que aterrizó en las llanuras del norte de Marte detectó evidencia de nieve,
¡del tipo de hielo de agua!, cayendo de la atmósfera. Pero no hubo evidencia de
que la nieve de agua realmente llegase al suelo, el aire en Marte es tan fino
que el agua se canaliza en gas antes de que los cristales puedan tocar la
superficie.
No obstante, la nave Mars Reconnaissance Orbite, que
ha estado circulando alrededor de Marte durante más de 15 años, ha capturado la
nieve de dióxido de carbono llegando a la superficie. Los científicos no tienen
evidencia fotográfica o de vídeo de la nevada, solo detecciones hechas con
tecnología láser y observaciones que son invisibles para nuestros ojos. «Ya que
mucha de la nieve en Marte cae en la oscuridad de la noche polar, necesitamos
utilizar longitudes de onda de radiación fuera del espectro visible», señaló
Hayne. Según Sylvain Piqueux, científico investigador del Laboratorio de
Propulsión de Chorro de la NASA que estudia Marte, la nieve incluso se acumula,
la mayoría cerca de áreas en pendiente como acantilados y bordes de cráteres.
Esa idea hace cosquillas a la imaginación. ¿Cómo
sería estar en la superficie marciana en medio del invierno, con temperaturas
lo suficientemente frías como para perder algunas moléculas del cielo? Las
nevadas ocurren solo durante la noche fría de Marte, así que si traes unas
gafas de visión nocturna verás que estás envuelto en una neblina brillante. Los
copos de nieve de dióxido de carbono son muy pequeños, más que el ancho de un
mechón de pelo, más que sus contrapartes de hielo de agua de seis lados. «No se
vería tan mágico como en la Tierra», señaló Alsaeed.
Pero una tormenta de nieve sería maravillosa a su
manera. «Sería extraordinariamente silenciosa», según Hayne. Podrías incluso
llegar a escuchar el sonido de la nieve cayendo en el suelo. Una ráfaga de
viento podría levantar «una columna opaca de nieve brillante», dijo.
«Brillante» y «nieve», dos palabras que pueden remodelar la imagen mental que
tenemos de Marte.
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