Sagitario A se 'merienda' una nube de gas 50 veces mayor que la Tierra ante los ojos de los astrónomos
Está ocurriendo en tiempo real y ante la mirada
atónita de los astrónomos. Una enorme nube de gas llamada X7, del tamaño de 50
Tierras, está siendo destrozada y devorada 'en directo' por Sagitario A*, el
gran agujero negro central de nuestra galaxia.
Durante los últimos 20 años los astrónomos han
observado con el Observatorio W. M. Keck, en Hawái, uno de los más poderosos
del mundo, cómo la nube se iba acercando y cambiando de forma, estirándose más
y más a causa de la gravedad del agujero negro a medida que se acercaba a su
inevitable final. Una 'agonía' que en términos humanos podría considerarse
lenta, pero que es un simple suspiro en las escalas temporales cósmicas.
Las observaciones revelan que actualmente la nube se
ha convertido en un largo filamento de 3.000 Unidades Astronómicas (UA) de
largo (una UA equivale a 150 millones de kilómetros, la distancia entre el Sol
y la Tierra) y que se está 'enroscando' cada vez más estrechamente alrededor de
Sagitario A*. El estudio se acaba de publicar en 'The Astrophysical Journal'.
«Es una oportunidad única - asegura Anna Ciurlo,
autora principal del artículo- para observar los efectos de las fuerzas de
marea del agujero negro en alta resolución, lo que nos da una idea de la física
del entorno extremo del Centro Galáctico«. Las fuerzas de marea, causadas por
la fuerte atracción gravitacional de Sagitario A*, son capaces de estirar
cualquier objeto que se acerque al agujero negro; la gravedad es tan fuerte que
el lado más cercano del objeto al 'monstruo' (ya se trate de una nube de gas,
un ser humano o un planeta entero) es atraído con mucha más fuerza que el lado
más alejado, lo que provoca su estiramiento, en un proceso que los científicos
han llamado 'espaguetización'.
«Es muy emocionante -dice por su parte Randy
Campbell, coautor de la investigación- poder observar cambios significativos en
la forma y la dinámica de X7 con tanto detalle y en una escala de tiempo
relativamente corta, ya que las fuerzas gravitatorias del agujero negro
supermasivo en el centro de la Vía Láctea influyen en este objeto«.
Actualmente, X7 se encuentra en una trayectoria orbital alrededor de Sagitario
A* que, de poder completarse, tardaría 170 años. Aunque todo apunta a que no
tendrá tiempo de hacerlo.
En palabras de Mark Morris, de la Universidad de
California en Los Angeles y otro de los autores del estudio, «anticipamos que
las potentes fuerzas de marea ejercidas por el agujero negro galáctico
finalmente destrozarán a X7 antes de que pueda siquiera completar una órbita».
Según se desprende de su trayectoria, el equipo estima que la desdichada nube
se acercará mucho más al agujero negro alrededor del año 2036 para luego
disiparse por completo en cuestión de poco tiempo. El gas y el polvo que
constituyen X7 serán arrastrados hacia Sagitario A* y los investigadores creen
que podrían causar algunos 'fuegos artificiales' a medida que se calientan y
giran en espiral hacia el corazón del agujero negro.
El trabajo constituye la primera estimación de la
trayectoria orbital de X7 y también el análisis más sólido hasta la fecha de
los notables cambios en su apariencia, forma y comportamiento. Para observar
X7, el equipo utilizó el espectrógrafo de imágenes infrarrojas OSIRIS y la
cámara de infrarrojo cercano de segunda generación NIRC2 del Observatorio Keck,
en combinación con los sistemas de óptica adaptativa de los telescopios Keck I
y Keck II.
Según los autores del trabajo, X7 comparte algunas
propiedades con otros objetos polvorientos que orbitan alrededor de Sagitario
A* llamados 'objetos G', que parecen gas pero se comportan como estrellas. Sin
embargo, la estructura, la forma y la velocidad de X7 han cambiado más rápida y
bruscamente de como lo hacen en los objetos G. El filamento de gas y polvo, por
ejemplo, se mueve mucho más rápido, registrando velocidades de hasta 800 km por
segundo.
Con todo, el origen de X7 sigue siendo un secreto a
la espera de ser resuelto, aunque los investigadores barajan algunas ideas al
respecto. «Una posibilidad -dice Ciurlo- es que el gas y el polvo de X7 fueran
expulsados en el momento en que dos estrellas se fusionaron. En un proceso de
este tipo, la estrella fusionada se oculta en el interior de una capa de polvo
y gas, lo que podría encajar en la descripción de los objetos G. Y el gas
expulsado tal vez produjo objetos similares a X7».
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