Cómo sobrevivieron los tiburones al asteroide que extinguió a los dinosaurios
Los tiburones llevan 400 millones de años vagando
por los océanos de la tierra. En el proceso, estos animales han sobrevivido a
cinco eventos de extinción masiva, incluido el que acabó con los dinosaurios.
Este último evento de extinción ocurrió hace
alrededor de 66 millones de años, marcando el final del periodo Cretácico. Se
ha vinculado con el impacto de un asteroide gigante que se estrelló contra la
tierra.
El evento de extinción masiva del
Cretácico-Paleógeno (K-Pg), como se le conoce, provocó cambios ecológicos
drásticos en todo el mundo. Esto finalmente condujo a la extinción de
aproximadamente el 55-76 por ciento de las especies del planeta.
Pero, ¿cómo lograron los tiburones como grupo
sobrevivir a este evento catastrófico? Un estudio publicado en febrero pasado
en la revista Science arroja nueva luz sobre este tema.
El estudio analizó una enorme base de datos fósiles
globales para examinar cómo las especies de elasmobranquios —es decir,
tiburones, rayas y mantarrayas— fueron afectadas por el último gran evento de
extinción masiva de la tierra.
Los investigadores saben relativamente poco sobre
cómo el evento alteró los ecosistemas marinos en comparación con cómo se vieron
afectados los terrestres. El más reciente estudio aborda de alguna manera esta
brecha de conocimiento.
“Los elasmobranquios son un grupo icónico de
vertebrados marinos, pero su historia evolutiva en realidad es poco conocida
todavía”, dice a Newsweek Guillaume Guinot, autor del estudio del Institut des
Sciences de l’Evolution (Instituto de Ciencias de la Evolución), de Montpellier,
de la Universidad de Montpellier, en Francia.
“Paralelamente, comprender las consecuencias que
tuvo la última extinción masiva, que ocurrió hace 66 millones de años, en la
vida marina es uno de los temas de moda en la paleontología”, añade.
POCOS ESTUDIOS AL RESPECTO
Otros estudios anteriores han demostrado que este
evento afectó gravemente a todos los eslabones de la cadena alimentaria marina.
Pero la mayoría de los estudios de datos puntuales se han llevado a cabo en
invertebrados marinos. El conocimiento del impacto de esta extinción en los
grupos de vertebrados es, comparativamente, escaso.
Guinot y sus colegas compilaron una base de datos de
fósiles de elasmobranquios que representan 675 especies de tiburones, rayas y
mantarrayas que vivieron en la época del K-Pg.
Su análisis encontró que hubo una pérdida sustancial
de especies de elasmobranquios después del evento. En general, las especies
disminuyeron en más de 62 por ciento y no se recuperaron por completo en el
periodo Paleoceno, que comenzó hace 66 millones de años y terminó hace 56
millones de años. Para todas las especies de tiburones, el porcentaje que se
extinguió fue cerca del 59 por ciento en comparación con el 72 por ciento de
las rayas.
Pero los investigadores encontraron que los patrones
de extinción varían. Por ejemplo, las rayas como grupo y las especies de
elasmobranquios que se alimentaban de presas con caparazón (denominadas
“durófagas”), así como especies de tiburones más antiguas, sufrieron los
niveles más altos de extinción.
A otros tiburones y especies no durófagas les fue
mejor y experimentaron una recuperación más rápida después del evento de
extinción masiva. Aquellas especies que vivían en el océano abierto con grandes
rangos geográficos y aquellas que estaban restringidas a latitudes más altas
también tendieron a tener tasas de supervivencia más altas.
Los tiburones
que vivían en el momento del evento de extinción del Cretácico final. Este
evento de extinción masiva resultó en la desaparición de alrededor del 59 por
ciento de las especies. (Jorge González)
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RANGO GEOGRÁFICO EN LA SUPERVIVENCIA
“Nuestros resultados sugieren que las especies
generalistas muestran una mayor supervivencia, mientras que las que
desarrollaron especializaciones como las especies durófagas y los depredadores
superiores como los tiburones muestran una mayor extinción que otras”, explica
Guinot.
“Además, nuestros análisis presentan el efecto del
rango geográfico en la supervivencia: las especies con grandes rangos
geográficos tenían más probabilidades de sobrevivir tras el evento de extinción
y las especies que vivían en latitudes altas tenían tasas de supervivencia
mucho más altas”, añade el científico.
Los autores demostraron que las especies de
tiburones longevos, las que aparecieron mucho antes de la extinción, tenían una
mayor probabilidad de extinción que las especies más jóvenes.
“Esto, a lo que nos referimos como ‘extinción
dependiente de la edad’, sugiere algún tipo de falta de novedad evolutiva para
estas especies ‘más antiguas’, lo que podría haber obstaculizado su
recuperación después de los trastornos ambientales del evento K-Pg”, indica
Guinot.
Es probable que la diversidad de tiburones también
haya influido en su persistencia durante un periodo tan largo. “Creo que es
seguro decir que en parte se debe a que los tiburones pueden explotar
diferentes partes de la columna de agua, desde océanos profundos y oscuros
hasta mares poco profundos e incluso sistemas fluviales. Comen una gran
variedad de alimentos, como plancton, peces, cangrejos, focas y ballenas”, dice
Emma Bernard, curadora de peces fósiles en el Museo de Historia Natural de
Londres —quien no participó en el estudio—, en un artículo publicado en el
sitio web de la institución. “Esta diversidad significa que los tiburones como
grupo tienen más probabilidades de sobrevivir si las cosas en los océanos
cambian”, añade.
QUÉ DICEN LOS DIENTES DE LOS TIBURONES
Guinot menciona que era importante tener en cuenta
que los autores del estudio de Science solo podían inferir las características
ecológicas de las víctimas y sobrevivientes de la extinción en función de sus
dientes.
Las especies de elasmobranquios pertenecen a un
grupo más grande conocido como peces cartilaginosos o condrictios. Los dientes
representan la gran mayoría de los fósiles que tenemos de este grupo.
“El cartílago no se conserva tan bien como el hueso.
Sin embargo, [los condrictios] mudan y reemplazan sus dientes continuamente a
lo largo de su vida. Por lo tanto, posiblemente haya varios otros factores que
favorecieron la supervivencia o la extinción que aún no podemos inferir”,
señala Guinot.
Todas las órdenes de tiburones, mantarrayas y rayas
(excepto las rayas eléctricas) estuvieron representadas en el periodo Cretácico
y pasaron por el evento de extinción. Pero algunos estuvieron a punto de
extinguirse por completo, como los rhinopristiformes —el grupo al que
pertenecen el pez guitarra y el pez sierra modernos— y las mantarrayas.
Guinot señala que los resultados del último estudio
tienen implicaciones para nuestra comprensión de las especies de
elasmobranquios que aún viven en la actualidad. Alrededor de un tercio de las
especies de este grupo están en peligro de extinción hoy en día, de acuerdo con
lo que mostró la investigación.
“Por lo tanto, saber cómo atravesó este grupo la
última extinción masiva puede ayudar a proporcionar un perfil de las víctimas
de la extinción y dar pistas sobre cómo se recuperaron de tal crisis
biológica”, concluye Guinot.
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