China ultima el diseño de Long March 9, su nuevo megacohete para competir contra el Starship de Elon Musk

Que China no quiere quedarse atrás en la nueva carrera espacial es un hecho: el primer golpe encima de la mesa lo dio cuando consiguió aterrizar un rover humano sobre la cara oculta de la Luna -el único, por el momento- los primeros días de 2019; dos años después hizo lo mismo, pero esta vez en el Planeta Rojo, siendo la tercera potencia en tener presencia sobre la superficie marciana; y, de forma paralela a todo esto y en tiempo récord, ha conseguido construir su propia estación espacial totalmente operativa, Tianhe (palacio celestial).

Y la ambición del gigante asiático no se frenará ahí: al igual que el Programa Artemis de la NASA, quiere crear bases permanentes sobre la Luna, para lo que se ha aliado con Rusia con el objetivo de crear una instalación de transporte, una estación de investigación y unas infraestructuras de apoyo en Tierra. Y, para llevar todo lo necesario -incluidos astronautas- a la superficie de nuestro satélite, necesita un cohete enorme, al estilo del Starship de Elon Musk. También está trabajando en ello.

No será el cohete más alto: con 93 metros de altura (110 en su versión más grande), está por debajo de Starship (120 metros) o del Saturn V (110 metros), que llevó a los astronautas del Programa Apolo a la Luna. Sin embargo, sí será el más ancho: con un diámetro de diez metros, supera al prototipo de Musk (que alcanza los nueve) y al SLS de la NASA del Programa Artemis (8,4 metros). Además, la intención es que sea totalmente reutilizable, lo que, en teoría acabaría con las polémicas reentradas descontroladas. Esto significa un cambio con respecto al plan inicial, pues en un principio se explicó que este cohete sería desechable -como todos los creados hasta la fecha, salvo el Falcon 9 y el futuro Starship, ambos de SpaceX-.

Todos los cohetes Long March 9 usarán motores Longyun, que se alimentan de metano y oxígeno líquidos, si bien tienen una potencia menor que los Raptor que elevan a las naves de Musk. Se prevé que cohete chino más pequeño use cinco de estos motores, el mediano de siete a nueve y el grande llegue hasta los 22, 11 menos que la primera etapa del Starship.

De momento, China ha presentado el tanque de almacenamiento. «Se han necesitado más de 6 años para completar toda la cadena de desarrollo y el trabajo de 20 grupos de ingenieros», explicó en un comunicado Hu Zhenggen, investigador del Instituto de Propulsión Aeroespacial de Pekín y diseñador jefe adjunto del Long March 9 en la Academia de Cohetes de China.

La dificultad no estaba solo en multiplicar por dos el tamaño del tanque, sino que ha sido todo un reto idear una etapa tan ancha que tiene que ser mucho más resistente, pero a la vez ligera para minimizar el peso total. «El reto no ha sido pequeño», señaló Zhenggen. China entra así a ser el tercer país, por detrás de Rusia y Estados Unidos, en poseer un tanque de almacenamiento ultragrande.

El plan chino también pasa por desarrollar un nuevo vehículo tripulado que se espera esté listo para 2027. Al principio, esta nave llevará taikonautas (astronautas chinos) a su estación espacial, pero después se prevé que sea el método de transporte para dejar tripulaciones en la Luna. «En el futuro, tener lanzadores pesados será algo cotidiano. En ese momento, la capacidad de nuestro país para subir al espacio de forma independiente dará un gran paso, y el ritmo de la exploración espacial del pueblo chino también se acelerará cada vez más«, sentencia Zhenggen. Toda una declaración de intenciones, sin duda.

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