El científico que metió la cabeza en el acelerador de partículas (y sigue vivo)

 

Anatoli Petrovich Bugorski (1942) es un científico nacido en Rusia, Unión Soviética, que sufrió un accidente en un acelerador de partículas en 1978.

Cuando realizaba su tesis doctoral en el «Instituto de Física de Alta Energía» de Protvino, Bugorski solía emplear el mayor acelerador de partículas existente en la Rusia de la época, el sincrotrón U-70.2 El 13 de julio de 1978, Bugorski realizaba una reparación en una pieza del equipo cuando los sistemas de seguridad fallaron y sufrió un accidente. Su cabeza entró en contacto con el haz de protones emergentes. En sus palabras, observó un flash «más brillante que un millar de soles», aunque no sintió dolor. Este rayo de protones medía unos 2000 gray cuando penetró en el cráneo de Bugorski, y 3000 a su salida, tras atravesarlo.

El lado izquierdo de la cara de Bugorski sufrió una hinchazón pronunciada y, a lo largo de los días siguientes, se descamó mostrando la zona quemada por impacto del flujo de protones (que se movía a una velocidad semejante a la de la luz). Esta quemadura se daba en la piel pero también en el hueso y tejido cerebral subyacentes. Hasta entonces, se creía que 5 o 6 grays podían matar a una persona; por esta razón, los clínicos examinaron en Moscú el caso de Bugorski con especial interés. Bugorski no sólo sobrevivió, sino que completó su doctorado. Su capacidad intelectual no se vio afectada, pero la fatiga ante el trabajo intelectual se incrementó. Bugorski perdió la facultad de oír por el oído izquierdo, si bien mantuvo un tinnitus el resto de su vida. El lado izquierdo de su cara se paralizó a causa de la destrucción de sus nervios. No obstante, se desenvolvía bien, salvo porque desarrolló crisis de ausencia y tónico-clónicas (es decir, epilepsia).

La carrera científica de Bugorski se prolongó después del accidente, alcanzando el puesto de coordinador de experimentos de Física. El secretismo soviético sobre toda investigación relacionada con la energía nuclear hizo que Bugorski no hablara del accidente durante más de una década. Continuó siendo examinado por radiólogos en una clínica moscovita, y conoció a otros afectados por accidentes nucleares.1 Se casó con Vera Nikolaevna y tuvo un hijo, Peter.

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