Elefantes podrían haberse domesticado a sí mismos para vivir entre humanos

 

“Nunca nadie ha podido domesticar a un elefante africano”, “Son animales agresivos y difíciles de entrenar”. Los expertos en vida salvaje dicen muchas cosas sobre estos mamíferos gigantes y adorables, pero no todas son ciertas.

Aunque no hayamos podido acariciar todavía la barriga de un elefante, esto no los convierte en criaturas más salvajes que los perros o los gatos. Así lo explican los investigadores de un equipo internacional quienes, además, han señalado varios rasgos en el comportamiento de los elefantes que son comunes en muchos animales domésticos.

Desde la manera en la que piden comida hasta algunos cambios anatómicos en su apariencia, todo sugiere que ya fueron domesticados. Pero, ¿quién o qué podría haberlo hecho si no fueron los humanos?

La respuesta que proponen los investigadores es la siguiente: los elefantes podrían haberse domesticado a sí mismos.

Sabemos que suena absurdo, pero este no sería el primer caso de autodomesticación en el reino animal. Cada vez son más las especies que deciden cambiar sus hábitos para vivir, o sobrevivir, entre humanos.

Debemos tener presente que la domesticación es un concepto abstracto y, como tal, puede interpretarse de varias formas. Para nosotros “domesticar” es seleccionar artificialmente a un animal o planta para que pierda, adquiera o desarrolle ciertos comportamientos beneficiosos para el ser humano. Después de todo, nadie quiere luchar con un mamífero grande y peludo por su leche o arriesgar sus ojos por un huevo frito.

No obstante, en su nivel fundamental, la domesticación es simplemente adquirir un comportamiento más dócil y una apariencia menos amenazante. Eso es, grosso modo, lo que exhiben los elefantes hoy en día.

Su mandíbula y cráneo han cambiado de forma. O bien las mandíbulas se han acortado en algunas especies, o bien los cráneos se han vuelto menos alargados en otras. Además, los dientes también se han reducido en tamaño y número, dándole una apariencia inofensiva.

Los expertos llaman “síndrome de domesticación” a esta colección de características que acompañan a los animales tranquilos, lindos y contentos. Puede no ayudarlos a sobrevivir en la naturaleza, pero ciertamente los hace más adecuados para la sociedad humana.

Hay varios ejemplos de este síndrome en el reino animal. Los bonobos (Pan paniscus), por ejemplo, también cambiaron anatómicamente durante un proceso compartido. Ellos son el primer ejemplo de autodomesticación, y puede que los elefantes africanos y asiáticos sean el segundo.

Desde el punto de vista del comportamiento, existe una propensión natural a buscar interacciones pacíficas con otros seres vivos. Podemos apreciar esto en los bebés de todas las especies, ya que intentan participar en juegos que a menudo facilitan la socialización y la vinculación.

Por no mencionar que desde el principio de los tiempos los adultos han guiado a los más jóvenes durante su desarrollo. El “alloparenting”, como se le conoce a esta práctica cuidado parental, también pudo haber favorecido la autodomesticación de los elefantes. Sobre todo en un mundo que cada vez se hacía más peligroso por la cacería humana.

Sin embargo, los investigadores todavía desconocen la verdadera causa. La tendencia a priorizar la orientación pacífica, la expresión emocional compleja y el amor mutuo general podría ser una opción, pero se necesitan más estudios que lo respalden.

“Los elefantes podrían o no haber tomado el camino evolutivo hacia la domesticación prosocial, todo depende principalmente de si la hipótesis es capaz de explicar por qué ciertas características sociales pueden encontrarse comúnmente en especies diversas. Si lo hace, podríamos encontrar otros animales en un continuo de domesticación, como los delfines, tal vez, o varias especies de pájaros o roedores”.

De momento, lo único que podemos asegurar es que los elefantes son extremadamente inteligentes. Por lo tanto, podrían haber llevado la domesticación al siguiente nivel y sin ayuda de los humanos.

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