Surge una nueva teoría sobre el origen de las franjas de colores de Júpiter

 

Un análisis extenso de los datos que ha recopilado la sonda Juno a lo largo de los últimos años llevó a los científicos de la Universidad de Leed y Kobe a formular una nueva hipótesis sobre la formación de los anillos de nubes que envuelven a Júpiter, responsables de darle ese patrón de colores reconocible por todos.

Aunque es un planeta 1,300 veces más voluminoso que la Tierra, con 318 veces su masa, y uno de los objetos más brillantes en el firmamento, Júpiter todavía es un misterio para los científicos del mundo. Las intrincadas formas que aparecen sobre su superficie indican que es un planeta gaseoso de composición diversa con un sistema meteorológico brutal. De hecho, tiene tantas corrientes de viento, que Júpiter ha formado ‘anillos’ de nubes a lo largo de su superficie, en las líneas de latitud que giran tanto al este como al oeste. Todo en el interior de Júpiter parece ser un caos.

Además de que existe un patrón alternado de vientos sobre las latitudes de Júpiter, cada 4 o 9 años los vientos cambian y la atmósfera gaseosa de Júpiter vuelve a modificarse para tener otros colores y otras formas. Hasta ahora, nadie sabe exactamente el motivo por el que los vientos cambian de pronto en el gigante gaseoso y cuál es la razón por la que existen variaciones infrarrojas (o de temperatura) en él.

La investigación comandada por la Dra. Kumiko Hori, de la Universidad de Kobe en Japón, podría arrojar una respuesta que permita avanzar hacia la solución del enigma de Júpiter. En el estudio publicado en Nature Astronomy, el equipo relaciona los cambios de los vientos con las ondas producidas por el campo magnético del planeta.

“Proponemos que las oscilaciones torsionales magnéticas que surgen de la región del dínamo podrían modular el transporte de calor y, por lo tanto, ser responsables en última instancia de la variabilidad de las bandas troposféricas”, se lee en el artículo.

Para sostener su teoría, el equipo utilizó los datos que ha estado registrando la sonda Juno desde 2016 para realizar una especie de línea del tiempo de los cambios magnéticos del planeta. A su vez contrastaron el historial con el registro de variaciones infrarrojas sobre la superficie de Júpiter y con datos sobre los ciclos de cambios en los vientos del planeta. Los tres fenómenos, indican los científicos, coinciden y de alguna manera están relacionados, aunque no pudieron determinar la naturaleza de tal relación.

 “Quedan incertidumbres y preguntas. No obstante, espero que nuestro artículo también pueda abrir una ventana para sondear el interior profundo oculto de Júpiter, tal como lo hace la sismología con la Tierra y la heliosismología con el Sol” admitió Hori, en un comunicado.

Los vientos de Júpiter pueden llegar a alcanzar velocidades de hasta 500 km/hr. La comunidad científica piensa que las nubes superiores de Júpiter están formadas por cristales congelados de amoniaco mientras que el color rojizo en las nubes del planeta podría estar relacionado con una reacción en los elementos de azufre o fósforo. Muchas dudas sobre Júpiter podrían ser respondidas cuando llegue a su sistema la nueva sonda Juice, lanzada el 14 de abril de 2023 por la Agencia Espacial Europea.

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