Una estrella intrusa puede sembrar el caos en el sistema solar
Nuestro sistema solar está expuesto al paso de una
estrella por sus cercanías y a una desestabilización de las órbitas planetarias
durante miles de millones de años. Sería una catástrofe inesperada que solo
ocurrirá, seguramente, después de la desaparición de la Tierra.
Una investigación de la Universidad de Toronto ha calculado
lo que pasaría si una estrella inesperada pasara cerca de nuestro sistema
solar, algo que, conocido como sobrevuelo estelar, ocurre con relativa
frecuencia en el universo.
Lo primero que descubrieron es que no es previsible
que eso ocurra relativamente pronto, pero que en algún momento de un remoto
futuro esa posibilidad existe y que, si finalmente ocurre, tendría dramáticas
consecuencias para el sistema solar.
No es necesario que la estrella invasora pase muy
cerca: basta con que se aproxime a nuestro sistema solar a unos 20.000 millones
de kilómetros de distancia.
Esa aproximación estelar puede provocar un mínimo
cambio, del 0,1 por ciento, en la distancia que separa a Neptuno del Sol,
suficiente para que todo el sistema solar entre en un caos total que duraría
miles de millones de años.
Observamos que pequeñas perturbaciones en las
órbitas de los planetas exteriores se transfieren entre planetas, lo que
aumenta la probabilidad de que el sistema planetario interior se desestabilice,
escriben los investigadores en el artículo que publican al respecto en Monthly
Notices of the Royal Astronomical Society.
“Descubrimos que los cambios críticos en la órbita
de Neptuno debían ser del orden de 0,03 UA o de 4.500 millones de metros para
tener algún impacto en la estabilidad a largo plazo del Sistema Solar. Estos
cambios críticos podrían aumentar diez veces la probabilidad de inestabilidad
durante la vida útil del Sistema Solar. Además, estimamos que un sobrevuelo
estelar crítico como este podría ocurrir una vez cada 100 mil millones de años
en la región en la que se encuentra actualmente el Sistema Solar”, explica uno
de los autores de esta investigación, Garett Brown, en declaraciones a Universe
Today.
"Estimamos que tendríamos que esperar alrededor
de 100 mil millones de años antes de que un sobrevuelo estelar más allá del
Sistema Solar simplemente aumente hasta diez veces las probabilidades de
desmantelar su arquitectura actual (y eso todavía no es una garantía de
destrucción)", añade Brown.
Los astrónomos saben desde hace tiempo que el
Sistema Solar es un pequeño punto de luz que orbita alrededor del centro de la
Vía Láctea. En ocasiones, otras estrellas pasan cerca del Sistema Solar, lo que
puede provocar una sacudida dramática, capaz de sacar planteas de sus órbitas.
Estos "sobrevuelos estelares" son comunes
y juegan un papel importante en la evolución a largo plazo de los sistemas
planetarios, incluido el nuestro.
“La medida en la que los sobrevuelos estelares
juegan en la evolución de los sistemas planetarios sigue siendo un área activa
de investigación. Para los sistemas planetarios que se forman en un cúmulo
estelar, el consenso es que los sobrevuelos estelares juegan un papel
importante mientras el sistema planetario permanece dentro del cúmulo estelar.
Estos son típicamente los primeros 100 millones de años de evolución
planetaria. Después de que el cúmulo estelar se disipa, la tasa de ocurrencia
de sobrevuelos estelares disminuye drásticamente, lo que reduce su papel en la
evolución de los sistemas planetarios”, comenta también Brown.
Brown y su colega de la misma universidad, Hanno
Rein, realizaron casi 3.000 simulaciones con diversos grados de perturbación
causadas por un posible sobrevuelo estelar, examinando los efectos posteriores
hasta 4.800 millones de años después.
No fue necesario llegar tan lejos: antes de que
transcurra todo ese tiempo, alguno de los planetas de nuestro sistema solar
sería expulsado o sencillamente destruido.
Los investigadores se tuvieron el trabajo de
averiguar qué riesgos existen de que otra estrella de la Vía Láctea nos visite
a medio o largo plazo.
Analizaron las observaciones más recientes
realizadas por diferentes misiones espaciales sobre los movimientos y
velocidades conocidas de la Vía Láctea, para ver a qué distancia podrían
acercarse en algún momento a nuestro sistema solar.
Se fijaron especialmente en dos estrellas
potencialmente peligrosas. Una, conocida como HD 7977, que se cree pasó cerca
de nuestro sistema solar hace unos 2,5 millones de años, a una distancia de
3.000 AU (0,0457 años luz).
La otra estrella identificada se llama Gliese 710 (o
HIP 89825), que se espera pase a unas 10.000 AU (0,1696 años luz) de nuestro
Sol dentro de unos 1,3 millones de años.
Llegaron a la conclusión de que ninguna de ellas
representa una amenaza potencial significativa para la evolución de nuestro
sistema solar en un tiempo relativamente corto.
Son embargo, los astrónomos consideran que en todo
el tiempo abarcado por esta investigación pueden ocurrir muchas más cosas que
afecten a nuestro sistema solar, pero que seguramente la Tierra habrá dejado de
ser habitable mucho antes.
“Teniendo en cuenta que el Sol se expandirá y
engullirá la Tierra en unos 5.000 millones de años, el distanciamiento físico
de otras estrellas no es un problema del que debamos preocuparnos”, concluye
Brown.
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