La maldición de la mano momificada agarrando una moneda
Algunos de los hallazgos arqueológicos más importantes de la historia se han encontrado en cementerios. La costumbre de enterrar a nuestros muertos es milenaria, y con la tecnología que tenemos actualmente podemos entender mucho mejor cómo eran nuestros antepasados a través del estudio de sus huesos. Sin embargo, siempre que perturbamos el descanso de los muertos estamos asumiendo el riesgo de encontrarnos escenas inquietantes, y si no que se lo digan al equipo de arqueólogos que, exhumando tumbas antiguas en el cementerio de Nyarlorinc (Hungría) se toparon con una tétrica y perturbadora sorpresa.
Dentro de una urna funeraria encontraron la mano
amputada de un bebé, que sostenía una moneda de cobre. En un estudio publicado
en 2016, el equipo explica que era habitual enterrar a los más pequeños en este
tipo de recipientes, por macabro que pudiese parecer:
Según referencias etnográficas, los recién nacidos
que morían sin ser bautizados eran envueltos en algún tipo de tela y enterrados
en un recipiente (una jarra de leche por ejemplo) o en una pequeña caja de
madera en cementerios abandonados, generalmente ubicados cerca de ruinas de
iglesias medievales
Cualquiera que viese la escena a simple vista
asumiría que se trata de un ritual satánico o algo por el estilo, pero dejando
la religión y el misticismo a un lado, hubo algo que sorprendió mucho a los
expertos. Para empezar, la moneda había estado en circulación entre los años
1858 y 1862, que es 150 años después de que el cementerio fuese abandonado.
Este entierro se realizó cuando el cementerio estaba ya en ruinas.
Pero lo más sorprendente era el estado de
conservación de la mano amputada. La extremidad estaba momificada, pero no
presentaba signos de haber sufrido ningún tipo de proceso de embalsamado. Se
trataba de un embalsamamiento natural, algo extremadamente raro de ver y más
aún en un entorno húmedo como es un cementerio. Tras investigar los restos, los
expertos se dieron cuenta de que el cobre de la moneda había actuado como
agente conservador. Las propiedades antimicrobios del metal provocaron que la
mano se conservase en mejores condiciones pese al paso del tiempo, y son
también la explicación del tan particular color verde que tenía el hueso.
Con la explicación científica ya formulada, el
equipo investigó en la posible simbología detrás de aquel ritual. Cuando un
niño fallecía de forma prematura, antes de ser bautizado, en algunas culturas
era tradición "pagar" su entrada en el cielo con dinero. Es por ello
que ocasionalmente se enterraba a los infantes con una moneda en las manos, una
ofrenda simbólica que su espíritu presentaría ante San Juan Bautista para que
los bautizase directamente en el cielo.
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