Unos diminutos animales marinos revelan el origen de las neuronas
Un estudio publicado en la revista Cell arroja nueva
luz sobre la evolución y el origen de las neuronas, centrándose en los
placozoos, un animal marino de tamaño milimétrico. Así, investigadores del
Centro de Regulación Genómica de Barcelona encuentran evidencia de que las
células secretoras especializadas encontradas en estas criaturas antiguas y
únicas pueden haber dado lugar a neuronas en animales más complejos.
Los placozoos son animales diminutos, del tamaño
aproximado de un gran grano de arena, que se alimentan de algas y microbios que
viven en la superficie de las rocas y otros sustratos que se encuentran en
mares cálidos y poco profundos. Estas criaturas con forma de gota y panqueque
son tan simples que viven sin partes ni órganos del cuerpo.
Estos animales, que se cree que aparecieron por
primera vez en la Tierra hace unos 800 millones de años, son uno de los cinco
linajes principales de animales junto con Ctenophora (medusas), Porifera
(esponjas), Cnidaria (corales, anémonas de mar y medusas) y Bilateria (todos
otros animales).
Las criaturas marinas coordinan su comportamiento
gracias a células peptidérgicas, un tipo especial de células que liberan
pequeños péptidos que pueden dirigir el movimiento o la alimentación del
animal. Impulsados por la intriga sobre el origen de estas células, los autores
del estudio emplearon una serie de técnicas moleculares y modelos
computacionales para comprender cómo evolucionaron los tipos de células
placozoarias y reconstruir cómo podrían haber sido y funcionado nuestros
ancestros antiguos.
Los investigadores primero hicieron un mapa de todos
los diferentes tipos de células placozoarias, anotando sus características en
cuatro especies diferentes. Cada tipo de célula tiene una función especializada
que proviene de ciertos conjuntos de genes. Los mapas o "atlas
celulares" permitieron a los investigadores trazar grupos o "módulos"
de estos genes. Luego crearon un mapa de las regiones reguladoras del ADN que
controlan estos módulos genéticos, revelando una imagen clara de lo que hace
cada célula y cómo trabajan juntas. Finalmente, llevaron a cabo comparaciones
entre especies para reconstruir cómo evolucionaron los tipos de células.
La investigación demostró que los nueve tipos de
células principales de los placozoos parecen estar conectados por muchos tipos
de células "intermedias" que cambian de un tipo a otro. Las células
crecen y se dividen, manteniendo el delicado equilibrio de tipos de células
necesarios para que el animal se mueva y coma. Los investigadores también
encontraron catorce tipos diferentes de células peptidérgicas, pero eran
diferentes a todas las demás células y no mostraban tipos intermedios ni signos
de crecimiento o división.
Sorprendentemente, las células peptidérgicas
compartían muchas similitudes con las neuronas, un tipo de célula que no
apareció hasta muchos millones de años después en animales más avanzados como
la bilateria. Los análisis entre especies revelaron que estas similitudes son
exclusivas de los placozoos y no aparecen en otros animales de ramificación
temprana, como las esponjas o las medusas peine (ctenóforos).
Las similitudes entre las células peptidérgicas y
las neuronas eran triples. En primer lugar, los investigadores descubrieron que
estas células placozoarias se diferencian de una población de células
epiteliales progenitoras a través de señales de desarrollo que se asemejan a la
neurogénesis, el proceso mediante el cual se forman nuevas neuronas, en
cnidarios y bilateria.
En segundo lugar, descubrieron que las células
peptidérgicas tienen muchos módulos genéticos necesarios para construir la
parte de una neurona que puede enviar un mensaje (el andamio presináptico). Sin
embargo, estas células están lejos de ser una verdadera neurona, ya que carecen
de los componentes para el extremo receptor de un mensaje neuronal
(postsináptico) o de los componentes necesarios para conducir señales
eléctricas.
Finalmente, los autores utilizaron técnicas de
aprendizaje profundo para demostrar que los tipos de células placozoarias se
comunican entre sí mediante un sistema en las células donde proteínas
específicas, llamadas GPCR (receptores acoplados a proteína G), detectan
señales externas e inician una serie de reacciones dentro de la célula.
Estas señales externas están mediadas por
neuropéptidos, mensajeros químicos utilizados por las neuronas en muchos
procesos fisiológicos diferentes.
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