El Webb de la NASA detecta una explosión de kilonova extremadamente rara
Cuando una estrella de neutrones compacta se fusiona con otra estrella de neutrones o un agujero negro, se produce un evento astronómico raro y transitorio conocido como «kilonova» que genera brillantes estallidos de rayos gamma. El telescopio espacial James Webb de la NASA observó recientemente su primera kilonova.
Se emplearon múltiples telescopios terrestres y
satélites para detectar y observar GRB 230307A, un estallido de rayos gamma
raro y «excepcionalmente brillante», que la NASA cree que se originó a partir
de una kilonova. Dos estrellas de neutrones viajaron desde otra galaxia antes
de fusionarse, produciendo elementos pesados más raros que el platino en la
Tierra.
Un equipo de científicos estudió GRB 230307A
utilizando el telescopio espacial James Webb, el telescopio espacial de rayos
gamma Fermi, el observatorio Neil Gehrels Swift y otros telescopios. Sus
observaciones confirmaron que el evento fue efectivamente una kilonova. Se cree
que la fusión de dos estrellas de neutrones produce breves estallidos de rayos
gamma, que duran menos de dos segundos. Por el contrario, las explosiones
largas de rayos gamma que duran varios minutos están asociadas con la explosión
de estrellas masivas.
El estallido de rayos gamma (GRB) de GRB 230307A es
el segundo GRB más brillante observado en los últimos 50 años, según lo
confirmado por la NASA, siendo aproximadamente 1.000 veces más brillante que un
estallido de rayos gamma típico visto a través del telescopio Fermi. También
fue inusualmente largo, duró 200 segundos.
Eric Burns, coautor del estudio y miembro del equipo
Fermi de la Universidad Estatal de Luisiana, confirmó que a pesar de su
duración, la emisión de rayos gamma probablemente se originó a partir de un
evento de nivel de kilonova.
Utilizando varios observatorios espaciales y
terrestres, los científicos reunieron suficiente información para armar el
rompecabezas GRB 230307A. Observaron cambios en el brillo del estallido de
rayos gamma y notaron que el segmento óptico/infrarrojo del espectro
electromagnético era débil, evolucionaba rápidamente y se desplazaba hacia el
extremo rojo.
En términos de observaciones en el infrarrojo
cercano, los instrumentos a bordo del telescopio espacial James Webb
desempeñaron un papel fundamental en el descubrimiento de detalles cruciales
sobre la kilonova. El telescopio en órbita ayudó a los científicos a
identificar la fuente del sistema binario de neutrones, ubicado en una galaxia
espiral a 120.000 años luz del lugar final de la fusión.
Webb también detectó emisiones procedentes del
telurio (Te), un elemento metaloide con número atómico 52. Las kilonovas han
sido consideradas durante mucho tiempo como «ollas a presión» ideales para el
universo, donde se pueden sintetizar elementos más raros y pesados que el
hierro. GRB 230307A parece confirmar esta teoría.
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