En el exoplaneta Wasp-107b llueve arena
Un equipo de astrónomos europeos ha utilizado
observaciones recientes realizadas con el telescopio espacial James Webb para
estudiar la atmósfera del cercano exoplaneta cercano WASP-107b.
Este mundo gaseoso presenta una masa similar a la de
Neptuno pero mucho más grande, casi como Júpiter, lo que hace que el planeta
sea bastante "esponjoso" comparado con los gigantes gaseosos de
nuestro sistema solar. Se trata de un gigantesco 'Neptuno' caliente que orbita
alrededor de una estrella un poco más fría y menos masiva que nuestro Sol.
Dentro de su atmósfera se ha detectado vapor de
agua, dióxido de azufre (SO2) y nubes de arena de silicato, según el estudio
que publica el equipo en la revista Nature.
Además, no hay rastro del gas de efecto invernadero
metano, un dato que proporciona a los autores una información esencial sobre la
dinámica y la química del planeta.
Los resultados han sido posibles gracias a MIRI, el
instrumento del James Webb que permite observar el universo en el infrarrojo
cercano y medio y ver objetos fríos, muy lejanos -como las primeras galaxias- y
ocultos por el polvo.
La extraordinaria esponjosidad de WASP-107b permitió
al equipo observar su atmósfera y desentrañar su compleja composición química
(las características espectrales son mucho más prominentes en una atmósfera
menos densa que en una más compacta).
Hallazgo inesperado del SO2
El hallazgo del dióxido de azufre fue una sorpresa,
dado que los modelos previos al estudio habían predicho que no habría.
Pero, aunque su estrella anfitriona emite una
fracción relativamente pequeña de fotones de alta energía, la naturaleza
esponjosa del planeta permite que estos fotones lleguen a las profundidades de
la atmósfera y produzcan las reacciones químicas necesarias para generar SO2.
Además, el equipo ha observado que tanto las
características espectrales del dióxido de azufre como las del vapor de agua
están significativamente disminuidas en comparación con lo que serían en un
escenario sin nubes.
Nubes y lluvia de arena
Respecto a las nubes, el equipo ha identificado su
composición química, y ha detectado pequeñas partículas de silicato, un
elemento primario de la arena.
En los planetas gaseosos que alcanzan temperaturas
en torno a los 1.000 grados centígrados, las partículas de silicato pueden
congelarse y formar nubes, pero en WASP-107b, con una temperatura de unos 500
grados Celsius en la atmósfera exterior, los modelos tradicionales predecían
que estas nubes se formarían a más profundidad en la atmósfera, donde las
temperaturas son muchísimo más altas.
Pero las nubes de arena en lo alto de la atmósfera
producen lluvia. ¿Cómo es posible que estas nubes de arena existan a gran
altitud y sigan perdurando?.
Según uno de los autores principales, Michiel Min,
del Instituto Holandés de Investigación Espacial (SRON, Paises Bajos), que se
vean "estas nubes de arena a gran altura en la atmósfera debe significar
que las gotas de lluvia de arena se evaporan en capas más profundas, muy
calientes, y el vapor de silicato resultante se desplaza eficazmente de nuevo
hacia arriba, donde se recondensa para formar nubes de silicato una vez más.
Esto es muy similar al ciclo del vapor de agua y las nubes en nuestra Tierra,
pero con gotas hechas de arena".
Este continuo ciclo de sublimación y condensación a
través del transporte vertical es responsable de la presencia duradera de nubes
de arena en la atmósfera de WASP-107b, concluye el estudio.
La investigación no solo arroja luz sobre el exótico
mundo de WASP-107b, sino que también amplía los límites de nuestra comprensión
de las atmósferas exoplanetarias, al revelar la intrincada interacción de las
sustancias químicas y las condiciones climáticas en estos lejanos mundos.
"JWST está revolucionando la caracterización de
exoplanetas, proporcionando información sin precedentes a una velocidad
extraordinaria", afirma otro de los autores principales, el profesor Leen
Decin, del Instituto de Astronomía de la Universidad Católica de Lovaina
(Bélgica).
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