Envejecemos más despacio cuando viajamos en avión
¿Cómo te quedas si te digo que no todos envejecemos
a la vez? Einstein, con su teoría de la relatividad, tenía razón cuando decía
que la velocidad y la gravedad afectan la experiencia del tiempo. Es decir,
cuanto más rápido te mueves, más lento pasa el tiempo para ti, un fenómeno que,
aunque pequeño, ha sido demostrado en vuelos transatlánticos.
A esto, podemos añadir la gravedad. Pues alejarse de
la fuerza gravitacional de la Tierra acelera el tiempo, un concepto que se
aplica incluso a los satélites.
Los físicos Joseph Hafele y Richard Keating llevaron
a cabo un experimento que desafió nuestra percepción del tiempo y confirmó uno
de los principios fundamentales de la teoría de la relatividad de Albert
Einstein: el tiempo no es universal.
Utilizando relojes atómicos de alta precisión,
realizaron un vuelo comercial que viajaba primero hacia el oeste y luego hacia
el este alrededor del mundo, comparando los tiempos de estos relojes con aquellos
que permanecieron en tierra. La sorprendente disparidad en los tiempos medidos
demostró que el acto de viajar altera, de forma casi imperceptible, la
percepción del tiempo.
Estos efectos se intensifican cerca de objetos
masivos como agujeros negros, donde el tiempo experimenta distorsiones
significativas. Si estuviéramos dentro de uno, mientras para nosotros el tiempo
parecería transcurrir normal, pero si miráramos fuera de él, veríamos todo
acelerado.
Esta peculiaridad se explora en Interestelar, donde
los astronautas regresan después de explorar un planeta cercano a un agujero
negro, descubriendo que el tiempo ha avanzado rápidamente en la Tierra. Esto
sugiere que, teóricamente, un agujero negro podría actuar como una máquina del
tiempo, permitiendo viajes hacia el pasado.
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