Japón finaliza la tercera ronda de descarga de agua de la central de Fukushima tras verter 7.800 toneladas

 

Las autoridades de Japón han confirmado este lunes que el país ha finalizado la tercera ronda de descarga al mar de agua tratada procedente de la central nuclear de Fukushima, lo que ha supuesto el vertido de otras 7.800 toneladas.

La empresa que gestiona la central nuclear, Tokyo Electric Power Company, ha indicado que ya se está trazando un plan para realizar un nuevo vertido de cara a finales de año. Esta nueva ronda situará en 31.200 toneladas el agua vertida en total desde el inicio de este polémico programa, que ha suscitado críticas a nivel regional por parte de países como China, Rusia y Corea del Sur.

De hecho, las autoridades de China y Rusia han mantenido las restricciones impuestas a la importación de productos procedentes del mar en las inmediaciones de Japón desde que el Gobierno comenzó a verter el agua tratada de la central.

En total, se pretende liberar 31.200 toneladas con la cuarta y última operación de vertido, que se llevará a cabo en marzo

A principios de octubre, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (Oiea) afirmó que la concentración de tritio del agua en cuestión se encuentra por debajo del límite establecido y cumple, por lo tanto, los estándares internacionales.

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Así se pronunció el Oiea tras un análisis realizado en la zona después de tomar muestras de la central a medida que avanzaba la segunda ronda del vertido. El Oiea lleva décadas supervisando y analizando la situación en la zona, especialmente a raíz del primer vertido, que tuvo lugar el pasado mes de agosto.

El Gobierno nipón ha insistido en numerosas ocasiones en que la liberación de estas aguas es segura y se realiza de acuerdo a los estándares internacionales, al tiempo que reitera la necesidad de aumentar la capacidad de almacenamiento de los tanques de la planta para evitar futuros accidentes nucleares como el que tuvo lugar en Fukushima en marzo de 2011.

El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, ha dicho este viernes que su país seguirá instando a China a que levante su prohibición de importar productos del mar japoneses tras la descarga al océano de agua radiactiva tratada de una planta de energía nuclear, y pidió un juicio «sereno» y basado en la ciencia sobre el tema.

En una conferencia de prensa celebrada antes de concluir su visita a San Francisco, Kishida ha relatado que no está claro cuándo se eliminará la restricción a las importaciones, un día después de que durante su cumbre pidió al presidente chino Xi Jinping que la aboliera inmediatamente, ha informado la agencia Kiodo.

«Acordamos encontrar una manera de resolver este problema mediante consultas y diálogo de manera constructiva», ha asegurado Kishida y ha añadido que «le pido (a China) que emita un juicio sereno y adopte un enfoque constructivo basado en análisis y hechos científicos».

«Aprovecharé cada oportunidad para seguir instando a China a que levante la restricción a las importaciones», ha aseverado Kishida, quien participó en la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico que finalizó el viernes en la ciudad estadounidense.

La prohibición de las importaciones es una de las muchas cuestiones que obstaculizan la mejora de las relaciones entre los vecinos asiáticos.

Kishida ha explicado que Japón y China acordaron realizar consultas de expertos desde un punto de vista científico sobre el agua que está siendo liberado desde el complejo de energía nuclear de Fukushima Daiichi, que quedó paralizado tras el terremoto de marzo de 2011 y el posterior tsunami.

Cuando ha sido preguntado por su opinión sobre el uso por parte de Xi del término «agua contaminada con armas nucleares», Kishida se ha abstenido de hacer comentarios. Los medios estatales de China informaron que Xi solicitó a Kishida que manejara la descarga de agua «adecuadamente» para abordar las preocupaciones en el país y en el extranjero.

El agua se diluye para reducir los niveles de tritio a menos de una cuarta parte de los estándares de seguridad nacionales de Japón. La Agencia Internacional de Energía Atómica ha concluido que la liberación tendrá un impacto «insignificante» en las personas y el medio ambiente.

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