Así es el telescopio LIFE, la esperanza de la ciencia para encontrar vida en otros planetas
La pregunta es sencilla, no tanto la respuesta. ¿Qué
tipo de telescopio necesitamos para encontrar vida en planetas fuera de nuestro
sistema solar… en un futuro próximo? Una forma es combinar la luz captada por
muchos telescopios para separar la señal del planeta de la luz de su estrella
anfitriona, mucho más brillante. Esta técnica se llama interferometría. La
radiación infrarroja media, es decir, la luz más allá del rojo, invisible al
ojo humano, es interesante para este caso, ya que puede mostrar huellas
dactilares de vida en estos planetas, los llamados biomarcadores. Esto se
consigue analizando la atmósfera en busca de elementos químicos vinculados a la
vida.
El problema es que, para medir este tipo de firma,
el telescopio tiene que estar en el espacio. Con esto en mente, un equipo de
científicos de la Escuela Politécnica Federal de Zurich (ETH) ha desarrollado
el concepto de misión LIFE (siglas de Large Interferometer For Exoplanets o
Gran Interferómetro para Exoplanetas) que podrá detectar nuestros planetas
vecinos más cercanos, comprender su diversidad y buscar indicios de actividad
biológica. En pocas palabras, responder a una de las más frecuentes preguntas
de la ciencia: ¿Estamos solos en el Universo?
De acuerdo con los responsables del proyecto, LIFE
busca construir un telescopio espacial con cuatro espejos independientes. El
conjunto permitiría que los espejos individuales se acerquen o se alejen, de
forma similar a como lo hace el Very Large Array (VLA) con las antenas de
radio.
Estudios
anteriores analizaron simulaciones de cómo aparecería nuestro sistema solar si
lo viéramos desde fuera, es decir si los extraterrestres usaran LIFE para ver
nuestro sistema solar desde una distancia de 32 años luz. Ahora un nuevo
estudio da claves de cómo sería posible detectar varias moléculas básicas en sus
atmósferas, como el agua y el dióxido de carbono, las cuales deberían estar
presentes en planetas habitables.
El nuevo estudio, liderado por Daniel Angerhausen,
del ETH se centra en tres tipos de moléculas: el óxido nitroso (N2O), también
conocido como gas de la risa, el cloruro de metilo (CH3Cl) y el bromuro de
metilo (CH3Cl). Los tres son producidos por la biología oceánica en la Tierra,
por lo que su presencia en la atmósfera de un exoplaneta sería un indicio
razonable de vida.
Basándose en sus simulaciones, los autores sostienen
que LIFE podría detectar estas moléculas en atmósferas de planetas que se
encuentran a una distancia de hasta 16 años luz. Teniendo en cuenta que Proxima
Centauri se encuentra a sólo cuatro años luz de la Tierra, sería muy accesible
y aún un sistema más distante como Trappist-1, que está a 40 años luz de
distancia, también sería una opción de análisis viable.
LIFE es uno de los proyectos más interesantes de los
últimos años ya que requiere de la colaboración de numerosas agencias
espaciales, tiene un coste sustancialmente menor que otros telescopios
espaciales y podría ser el responsable de dar, finalmente, una respuesta a si
estamos solos.
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