Satélite KEO: el proyecto para enviarle un mensaje a la humanidad del año 52.000
Está destinado a ser lanzado a 1.400 km de la
Tierra, y permanecer en el espacio 50.000 años.
Un espectacular resplandor ilumina el horizonte en
el año 52.000. La brillante estela, semejante a una aurora, es producida por la
entrada dramática a la atmósfera terrestre de una cápsula esférica de 80
centímetros de diámetro. La Tierra ha experimentado transformaciones
inimaginables, y para quienes descubren este misterioso objeto, una reliquia
que parece desafiar los estragos del tiempo y el espacio, las iniciales ‘KEO’
revelan un enigma cautivador.(Le puede interesar:Imágenes del agujero negro
M87*: ‘Queremos poner a prueba la relatividad de Einstein')
Al abrir la concha de titanio contenida en la
cápsula, se desvelan mensajes de un remoto pasado del siglo XXI. Múltiples
fotografías que representan a diversas culturas de la humanidad, un diamante
artificial que encierra una gota de sangre humana junto con pequeñas muestras
de agua de mar, aire y suelo, una inscripción con el genoma humano, y un reloj
astronómico basado en las posiciones de los púlsares cercanas que se puede usar
para determinar cuándo se lanzó el satélite son algunos de los tesoros
descubiertos.
La sorpresa se intensifica con la presencia de un
conjunto de discos de cristal junto con instrucciones basadas en símbolos sobre
cómo construir un dispositivo para leerlos. Son DVD donde está codificado un
compendio enciclopédico del conocimiento humano y millones de mensajes
personalizados de habitantes de todo el mundo.
El satélite KEO, cuyo nombre representa los tres
sonidos más frecuentemente usados en común entre los idiomas más extensamente
hablados, fue concebido en 1994 por el científico y artista francés Jean-Marc
Philippe con la idea de crear “un proyecto universal que una arte, tecnología,
humanismo y sueños”. Provisto de varios escudos para protegerse de los rayos
cósmicos, micrometeoritos y toda clase de escombros espaciales, el satélite
está destinado a ser lanzado a 1.400 kilómetros de la Tierra, y permanecer en
el espacio durante 50.000 años, antes de regresar al planeta y ser hallado por
los futuros terrícolas.
Aunque el lanzamiento de KEO ha experimentado
múltiples retrasos en las últimas dos décadas, después de superar pruebas de
viabilidad técnica en 1998, cuenta con el respaldo de la Unesco y la Agencia
Espacial Europea y genera gran expectativa.
Este impulso de encapsular nuestra historia, cultura
y conocimientos en objetos destinados al cosmos refleja la innata necesidad de
la humanidad de dejar una huella duradera en el vasto lienzo del universo.
Entre los ejemplos más icónicos se encuentran las placas metálicas a bordo de
las sondas Pioneer 10 y 11 con un mensaje simbólico sobre el ser humano y su
lugar de procedencia para informar a una posible civilización extraterrestre
que llegara a interceptar las sondas, y los discos de oro de las misiones
Voyager con sonidos e imágenes que retratan la diversidad de la vida y la
cultura en la Tierra.
Actualmente, varias agencias espaciales ofrecen la
posibilidad de enviar nombres o mensajes al espacio, brindando a cada individuo
la oportunidad de dejar su ‘huella’ y participar en la exploración espacial de
forma única. Cada mensaje, cada imagen y cada símbolo encapsulado sirven como
testamento de nuestra existencia y el deseo innato de trascender los límites de
nuestra propia comprensión.
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