Hallan dos termitas atrapadas en ámbar en pleno acto sexual hace 38 millones de años
La comunidad científica se quedó perpleja cuando
comprobó que una pareja extinta de la especie Electrotermes affinis se
conservaba lado a lado, en lugar de delante detrás, como ocurre en las termitas
actuales. Este fenómeno se denomina "carrera en tándem" y se produce
cuando un animal sigue al otro por detrás, como si fueran vagones de tren, y el
segundo insecto se agarra al abdomen del primero para evitar que se separen.
Al simular cómo los insectos quedaban atrapados en
el ámbar, los entomólogos descubrieron que el dúo se apareaba de la misma forma
que las termitas modernas, pero que su encuentro con la resina de los árboles
era la causa de la extraña configuración en tándem.
Según el estudio, publicado recientemente en la
revista Proceedings of the National Academy of Science , esto significa que las
termitas actuales tienen comportamientos de apareamiento muy parecidos a los de
sus antepasadas de hace millones de años.
Como ventana al cortejo prehistórico, "la
existencia de este fósil de ámbar en sí fue impactante", afirma Nobuaki
Mizumoto, director del estudio y profesor adjunto de entomología en la
Universidad de Auburn (Alabama, Estados Unidos).
Lo mismo dice Thomas Chouvenc, profesor asociado de
entomología urbana en la Universidad de Florida: "Sólo el hecho de que
exista este estudio me hace feliz".
Chouvenc, que no participó en la investigación,
calificó el trabajo de "notable cruce entre paleontología y ecología del
comportamiento".
Las imágenes revelaron que los insectos eran un
macho y una hembra de una especie de termita extinguida.
Un trozo de ámbar fosilizado comienza cuando fluye resina de árboles dañados. Los insectos del árbol pueden quedar atrapados en la resina y, cuando fluye más por el tronco, los captores suelen morir, congelados en el tiempo.
Pero la resina tarda unos 40 000 años en endurecerse
por completo y convertirse en ámbar, una gema orgánica apreciada en todo el
mundo por su cálido color y su belleza.
Cuando Aleš Buček, coautor del estudio y director
del Laboratorio de Simbiosis de Insectos de la Academia Checa de Ciencias,
encontró el fósil de ámbar de Kaliningrado (Rusia) en la página web de un
coleccionista, se puso en contacto con Mizomoto, que ya había trabajado
anteriormente en la búsqueda de pistas sobre el comportamiento animal a través
de los fósiles. Rápidamente compraron el raro hallazgo.
En primer lugar, el equipo de cuatro expertos
realizó un escáner micro-TC para discernir la especie y el sexo de la pareja de
termitas, que mostraba a una hembra agarrada al abdomen de un macho.
A continuación, para recrear la escena prehistórica
en el laboratorio, los científicos hicieron caminar a parejas vivas de termitas
subterráneas de Formosa, nativas de Taiwán y el sur de China, sobre una
superficie pegajosa que simulaba la resina de los árboles.
Muchas de las termitas de laboratorio escaparon de
la trampa pegajosa. En las parejas que sí se enredaron, el tándem animal que
corría delante frenaba de forma natural, intentando escapar de la sustancia
pegajosa. Su pareja no huía ante esta señal de problemas, posiblemente porque
las termitas que se aparean intentan permanecer juntas para poder anidar y empezar
a criar, dice Chouvenc.
En lugar de eso, la pareja solía caminar alrededor
de la primera y, finalmente, se colocaba en la misma posición que la pareja
fosilizada antes de quedarse atascada.
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