Las momias más famosas de Argentina cumplen 25 años
“Los niños de Llullaillaco”, las momias más famosas
de la Argentina y las mejores conservadas de los tiempos precolombinos, fueron
descubiertos en Salta el 29 de marzo de 1999: se cumplirán este viernes 25 años
de ese acontecimiento histórico para la arqueología nacional.
"El niño", "La niña del rayo" y
"La Doncella" fueron hallados en la cima de un volcán, a 6.739 metros
de altura, donde se estima que permanecieron durante medio milenio y en
perfecto estado de conservación.
Hoy sus restos son expuestos, por turnos, en el
Museo de Arqueología de la Alta Montaña (MAAM) en la capital salteña. En este
sentido, una vez descubiertos, esa entidad comenzó con tareas de
criopreservación en 2001 y más tarde, en 2004 fue inaugurada para albergar a
las pequeñas momias.
A fines de los años 90, la expedición dirigida por
el estadounidense Johan Reinhard, explorador de la National Geographic Society,
junto a su colega Constanza Ceruti, de la Universidad Católica de Salta, dio
con el descubrimiento de los tres pequeños de origen inca que habían sido
sacrificados como ofrenda de la montaña. Estaban en un estado de conservación
que generó asombro, gracias a la momificación por congelación en la cima del
volcán Llullaillaco-Yuyay Yaku Wawakuna.
Tras el hallazgo, las momias recibieron los nombres
de “El niño”, un varón de siete años, “La niña del rayo”, una nena de 6 años,
que en algún momento fue alcanzada por un rayo, y “La doncella”, una
adolescente de 15 años. Los cuerpos pasaron tres semanas en dos congeladores de
la dependencia militar Fragata Libertad, pero debido a la falta de espacio y
estructura para la investigación, fueron trasladados a la Universidad Católica
de Salta, según relata La doncella del hielo, el libro que escribió el mismo
Reinhard al respecto.
El explorador norteamericano de National Geographic
tituló su escrito “Momias incas, dios de las montañas y sitios aterradores en
los Andes”. En el relato reflexionó: “Para muchas personas, las momias hacen
que el pasado se vuelva real al beneficiar a los individuos y compartir nuestra
humanidad común”.
Reinhard aseguró que “cualquiera que sea el motivo
de nuestra fascinación por las momias, siempre seguirán siendo ventanas
increíblemente únicas al pasado”. El atractivo por el descubrimiento fue tan
demandante que, tras años de estudio, se descubrieron detalles de las
costumbres ancestrales y los rituales del imperio inca. Para comprender el modo
de vida de la comunidad, se realizó un análisis bioquímico del cabello de
"La doncella" y se detectó que la niña experimentó cambios en su
alimentación un tiempo antes del sacrificio.
Según National Geographic, en el año previo a su
muerte, su dieta varió de alimentos simples a productos más nutritivos y se
volvió de un estatus más alto al ser elegida para el ritual. En los últimos
meses de su vida ingirió grandes cantidades de alcohol y coca, utilizados para
inducir estados alterados de conciencia. Es probable que estas sustancias
sedaran a los niños antes de enfrentar su destino. Por eso, según los
excursionistas, “daba la sensación de que dormían”
Según pudo saber Noticias Argentinas, en la
actualidad Los niños del Llullaillaco se presentan en la misma postura en que
fueron descubiertos. La doncella aún conserva restos de pigmento rojo en su
rostro y fragmentos de coca en en la boca. Tiene las piernas cruzadas en
“posición india”, un vestido marrón y un conjunto de adornos colgantes de hueso
y metal.
El niño está de rodillas sobre una túnica gris
(unku), tenía una vincha en la frente y un adorno de plumas blancas sostenidas
por una cuerda de lana (honda). Entre su ajuar se encontraba una caravana de
llamas en miniatura, conducida por hombres finamente vestidos, aseguran desde
el MAAM.
Cada niño tenía un ajuar con más de 40 objetos
relacionado con su generó: las niñas llevaban elementos de cerámica como
platos, jarros, bolsas y utensilios de costura, mientras que el niño portaba
estatuillas de plata y oro, pequeñas llamas y representaciones en miniatura de
objetos vinculados a las actividades productivas.
El MAAM cuenta con un equipamiento especial de
criopreservación único en el mundo. Las cápsulas diseñadas por el actual
director del museo, Mario Bernaski, “emplean conceptos relacionados con bajas
temperaturas, transferencia indirecta de frío, estabilidad térmica y atmósfera
modificada, sumado con registros electrónicos permanentes”, describieron desde
el Museo de Arqueología. NA
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