Trabajan en crear mascotas luminosas
Los seres humanos somos caprichosos, pero no debemos fustigarnos. En realidad, si los perros, los conejos o los mismísimos mosquitos no son más caprichosos es porque, cognitivamente, no dan para tanto. En cualquier caso, nuestra civilización nos ha permitido desarrollar tanto esta característica que, en fin… hemos modificado seres vivos para que brillen en la oscuridad solo porque quedan chulos. Así es como la petunia bioluminiscente ha llegado al mercado. En España no se puede comprar, porque la regulación de plantas transgénicas es muy estricta, pero en Estados Unidos, donde ya hace mucho que se alimentan de plantas modificadas genéticamente, uno puede comprar su petunia para iluminar con ella la mesilla de noche.
Todo esto nos plantea una serie de cuestiones. Entre
ellas, la más inquietante es cuándo veremos mascotas editadas genéticamente.
Existen todo tipo de mercados caprichosos para animales de compañía. Especies
exóticas que jamás deberían estar entre cuatro paredes, razas de perros tan
alteradas a lo largo de generaciones que ni siquiera pueden parir por sí mismos
y, por supuesto, gatos con más pedigrí que algunos miembros de la realeza, con
todo lo que eso conlleva para su (frágil) salud. ¿Para cuándo un hámster
luminiscente? Esa es la cuestión.
La ingeniería genética cada vez es más sofisticada
y, a juzgar por sus logros pasados en el mundo académico, es muy probable que
las petunias bioluminiscentes no sean su última incursión en el mercado. Del
mismo modo que hay más de 10.000 personas en lista de espera para conseguir su
planta luminosa, hay bolsillos que están deseando vaciarse a cambio de un gato
que brille en la oscuridad. Por supuesto, las limitaciones van mucho más allá
de las biológicas. En el caso de la petunia, el Servicio de Inspección
Sanitario de Animales y Plantas del Departamento de Agricultura de Estados
Unidos (USDA) ya estaba preparado para legislar este tipo de productos
vegetales, pero cuando hablamos de animales, todavía queda mucho trabajo que
hacer.
En parte porque este tipo de organismos permiten o
prohíben la comercialización de productos teniendo en cuenta otros criterios.
En el caso de la petunia indican que: “Nuestra respuesta se basa en la
información proporcionada por los desarrolladores y en nuestra familiaridad con
las variedades de plantas, conocimiento de los rasgos y comprensión de las
modificaciones”. Para aprobar una chinchilla luminosa, cuando la ciencia y el
mercado la hagan posible, también deberán tener en cuenta si afecta de algún
modo a la salud del animal, a sus ritmos circadianos o si, simplemente, es
ético o no modificar a voluntad la genética de otro animal solo para hacerlo
más apetecible para la industria. Porque, que lo hayamos hecho en el pasado, no
significa que debamos hacerlo en el futuro.
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