Atar pies y manos y estrangular: el fenómeno de sacrificios que inundó Europa en la Prehistoria
Saint-Paul-Trois-Châteaux es un yacimiento neolítico
localizado en el valle del Ródano, al sur de la ciudad francesa de Lyon.
Excavado a finales del siglo pasado, los arqueólogos encontraron varias decenas
de pozos y silos, llenos en algunos casos de recipientes cerámicos y restos
humanos, interpretando que se trataba de un lugar de encuentro cargado de
simbolismo, un espacio en el que miembros de comunidades distantes se reunían
para celebrar algún tipo de ceremonia.
Uno de los hoyos convertido en tumba, datado entre
4000-3500 a.C., resulta especialmente singular: cubierto por una estructura
alineada con los solsticios, albergaba los cuerpos de tres mujeres. Dos de
ellas, según los investigadores, fueron sacrificadas mediante una
estrangulación por ligadura, una práctica ritual que habría sido común durante
esta fase de la prehistoria.
El silo, probablemente excavado para el
almacenamiento de algún producto, estuvo recubierto de paja. En el centro se
depositó el cadáver de una mujer de más de 50 años reclinado sobre su lado
izquierdo. Los otros dos individuos aparecieron bajo un voladizo de la pared.
La mujer 2, muerta probablemente por asfixia posicional, estaba bocarriba con
las piernas dobladas y un fragmento de piedra de moler colocado sobre su
cráneo. La mujer 3 fue hallada bocabajo sobre el tórax de la otra fémina, con
las rodillas encogidas, y con una piedra en forma de caja sobre la parte
izquierda de su cuerpo. Según los arqueólogos, una cuerda habría aprisionado
sus muñecas con sus tobillos y puede que fuese introducida en el foso todavía
con vida.
Este truculento caso de incaprettamento, una tortura
asociada en periodos modernos a la Mafia italiana, destinada a castigar a los
traidores cometiendo un "suicidio simbólico", es solo un ejemplo de
una tradición desarrollada al menos durante dos milenios en la Europa
neolítica, según un estudio publicado este miércoles en la revista Science
Advances. A esa conclusión han llegado Bertrand Ludes, de la Universidad de París
Cité, y su equipo tras analizar una veintena de hallazgos similares —cadáveres
en posiciones anómalas o con evidencias de violencia— en 14 yacimientos
ubicados en una vasta región entre la República Checa y Cataluña.
Según los investigadores, este estudio aporta
conocimientos valiosos sobre la intrincada naturaleza de la violencia humana
sagrada y ritualizada durante el Neolítico europeo, cuestionando las
interpretaciones establecidas y destacando la importancia de un análisis
arqueológico exhaustivo para una comprensión matizada de estas prácticas. Uno
de los grandes interrogantes, imposible de resolver, es si los individuos
sacrificados fueron drogados o golpeados —o incluso asesinados— antes de ser
depositados en las tumbas.
Si bien la escena de asesinato ritual cometida hace
unos 6.000 años en Saint-Paul-Trois-Châteaux parece evidente, un único ejemplo
no servía a los investigadores como evidencia para hipotetizar que en el
Neolítico se desarrolló una tradición de sacrificios humanos a gran escala.
Pero la revisión de otros contextos arqueológicos europeos ha confirmado sus
sospechas, convirtiendo los restos de estos asesinatos intencionados en silos
especiales en un fenómeno transcultural probablemente relacionado con
cuestiones religiosas que se inició en el Mesolítico —el caso más antiguo se ha
documentado en un yacimiento de la cultura de la cerámica de bandas (LBK),
entre 5400-4800 a.C.— y que se extendió al menos durante dos milenios.
En el estudio se analizan los datos recuperados en
tres yacimientos españoles: Can Gelats, cerca de Girona, y Pujolet de Moja, con
silos en forma de pozo y restos humanos compatibles con estrangulación por
ligadura de pies y manos; y Bobila Madurell, un sitio algo más tardío, del
Neolítico medio (3961-3650 a.C.) en la que se han documentado 65 estructuras de
las cuales 25 conservaban huesos de personas. Los investigadores han
identificado otros tres ejemplos de esta práctica ritual, aunque no descartan
más.
En Saint-Paul-Trois-Châteaux, la estructura
monumental que conservaba el silo con los restos de las tres mujeres
probablemente fue accesible solo a unos pocos elegidos. Este espacio estaba
alineado con los solsticios de verano e invierno, que simbolizan el ciclo
agrícola. La abundancia de este tipo de estructuras sugeriría, según la
hipótesis de los investigadores, "una profunda interconexión entre los
sistemas religiosos y la estructura de poder en una sociedad basada en la
agricultura".
No obstante, reconocen la complejidad y la
diversidad del fenómeno: "La identificación de una forma de asesinato
ritual que se desarrolló en asentamientos del Neolítico temprano y medio en
toda Europa central y meridional plantea interrogantes sobre los fenómenos
rituales y religiosos transculturales. Estos pueden haberse desarrollado en
estas regiones, posiblemente sobre un sustrato mesolítico, antes de ser
reemplazados en ciertas áreas por el fenómeno megalítico". Más
investigaciones interdisciplinares son necesarias para verter luz sobre este
tipo de comportamientos prehistóricos.
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