Reaparece en Paraguay un hongo comestible considerado extinto desde hace 100 años
El hongo comestible “Rickiella edulis”, que había desaparecido del radar científico paraguayo hace más de un siglo, resurgió gracias al hallazgo realizado por un equipo de investigadoras paraguayas. Descubierto originalmente en 1897 por Carolo Spegazzini en Guarapí, departamento de Paraguarí, este tesoro micológico se había convertido en un mito dentro de los círculos especializados del país.
A pesar de haber sido avistado en países vecinos
como Brasil y Argentina, la ausencia prolongada de la “Rickiella edulis” en
territorio paraguayo llevó a su clasificación como “en peligro de extinción”
por parte de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza
(IUCN). Sin embargo, la esperanza de su redescubrimiento se reavivó cuando la
doctora Larissa Trierveiler Pereira y su equipo brasileño, en colaboración con
investigadores paraguayos, iniciaron el proyecto “Estudio poblacional, caracterización
molecular y conservación ex situ de la especie de hongo comestible sudamericano
Rickiella edulis, en peligro de extinción”.
Tras varias expediciones en los departamentos
Central, Paraguarí y Alto Paraná, la búsqueda dio sus frutos en la granja ecológica
Ñanduá, ubicada en Itá, Departamento Central. Allí, las investigadoras Michelle
Campi y Yanine Maubet, categorizadas en el Programa Nacional de Incentivo a los
Investigadores (PRONII) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT),
junto a Brenda Veloso, encontraron y reportaron la presencia de la “Rickiella
edulis” el pasado 10 de abril de 2024, 127 años después de su última cita.
Michelle Campi destacó la relevancia de este
redescubrimiento para el campo de la micobiología en Paraguay y expresó su
agradecimiento a quienes apoyaron la investigación. “Para nosotras es todo un
orgullo seguir los pasos del doctor Spegazinni al no dejar morir el legado
científico de contribuir con el acervo cultural de la región, redescubriendo
una especie a más de una centuria después. Es de importancia resaltar el
valioso aporte de las fundaciones que hacen posible seguir investigando y de
las personas que conservan el medio ambiente. Los agradecimientos especiales a
la Fundación Mohamed bin Zayed y al profesor ingeniero César Cardozo
propietario de la Granja Agroecológica Ñanduá”, señaló Campi.
Este hallazgo no solo revive la leyenda de un hongo
perdido, sino que también impulsa la cooperación internacional en la
conservación de especies nativas y el estudio de los hongos en regiones poco
exploradas. Además, el proyecto contempla la conservación ex situ, el cultivo,
el estudio morfológico y el análisis molecular para una correcta clasificación
taxonómica de la especie.
En mayo del presente año, se espera la llegada de
una delegación brasileña integrada por la doctora Larissa Trierveiler Pereira,
el doctor Nelson Menolli y la doctora Mariana Drewinski, quienes explorarán
otros departamentos en busca de más ejemplares de hongos.
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