El cambio climático será estudiado por un satélite del tamaño de una caja de zapatos

Un satélite del tamaño de una caja de zapatos -el primero en su tipo en tener estas dimensiones- ha sido puesto en órbita por la NASA, ayer sábado, con la finalidad de estudiar el clima de la Tierra.

Dicho satélite, de nombre CubeSats, que es uno de los dos que se pondrán en órbita (el segundo se planea enviar en los próximos días), tendrá el objetivo de medir la cantidad de calor que la Tierra irradia al espacio desde dos de las regiones más frías y remotas del planeta, los polos norte y sur.

Además, producirá una imagen detallada de las regiones polares y australes. Esta imagen -esta fotografía formada por luz infrarroja- permitirá analizar cómo dichas zonas influyen en el hecho de cuánta energía absorbe y emite nuestro planeta.

Conocer esta información será crucial para intentar pronosticar cómo será el clima en el futuro y, por supuesto, intentar crear modelos que reviertan el proceso de calentamiento global, al menos ésa es la intención.

De hecho, como se ha evidenciado, los hielos del polo norte, debido al cambio climático, se están derritiendo -concretamente las capas de hielo– lo cual está provocando no solamente alteraciones en los patrones de circulación de las aguas marinas, sino también un aumento alarmante del nivel del mar, justamente, provocado por el proceso de derretimiento de los polos.

Por otro lado, los investigadores de la NASA -en colaboración con científicos de la Universidad de Wisconsin, Estados Unidos- han bautizado a esta misión como PREFIRE, siglas cuyo significado es Polar Radiant Energy in the Far-Infrarred Experiment; y en español Experimento en el infrarrojo lejano de la energía radiante polar.

Es justamente a través de la energía emitida y absorbida por la Tierra en el espectro electromagnético del infrarrojo lejano (las ondas infrarrojas son las más largas y las menos energéticas de todo el espectro; las más energéticas son los rayos X y rayos gamma) como los científicos pretenden estudiar la manera en la que se produce tanto el equilibrio entre la energía que entra del Sol a la Tierra, como el calor que la Tierra irradia al espacio.

De hecho, y como lo mencioné en el párrafo anterior, gran parte del calor irradiado por el Ártico y la Antártida se emite en forma de radiación infrarroja y, según la NASA, actualmente no existen estudios demasiado detallados de este tipo de radiación, por lo que la misión PREFIRE resultará imprescindible para entender si dicha radiación ha ido aumentando o disminuyendo en función del derretimiento de las capas de hielo de los polos.

 También se ha podido determinar, a través de estudios previos, que el contenido de vapor de agua de la atmósfera, junto con la estructura y composición de las nubes, influye en la cantidad de radiación infrarroja lejana que escapa al espacio desde los polos.

Por lo tanto, los datos que recopile a lo largo de estos años la misión PREFIRE serán de gran relevancia para que los investigadores puedan establecer desde dónde exactamente -en qué puntos concretos- se irradia energía del infrarrojo lejano en las zonas gélidas del Artico y la Antártida.

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