El colapso de los glaciares provocará un descenso de temperatura de hasta 20 grados

 

Supertormentas, cambios climáticos abruptos y la ciudad de Nueva York cubierta de hielo. Así es cómo el taquillazo de Hollywood Pasado Mañana describe un parón abrupto de la corriente del océano Atlántico y sus catastróficas consecuencias.

Si bien la visión de Hollywood era exagerada, la película de 2004 planteó una pregunta seria: si el calentamiento global interrumpe la corriente meridional del Atlántico, que es crucial para transportar el calor desde los trópicos a las latitudes septentrionales, ¿cómo de bruscos y graves serían los cambios climáticos?

Veinte años después del estreno de la película, sabemos mucho más sobre la corriente del océano Atlántico. Instrumentos desplegados en el océano a partir de 2004 muestran que la corriente del océano Atlántico se ha ralentizado ostensiblemente en las últimas dos décadas, posiblemente se encuentra en su estado más débil en casi un milenio. Los estudios también sugieren que la corriente alcanzó un punto de inflexión peligroso en el pasado que lo envió a un declive precipitado e imparable, y que podría alcanzar ese punto de inflexión nuevamente a medida que el planeta se calienta y los glaciares y las capas de hielo se derriten.

En un estudio que utiliza la última generación de modelos climáticos de la Tierra, simulamos el flujo de agua dulce hasta que la corriente del océano alcanzó ese punto de inflexión.

Los resultados mostraron que si se alcanza el punto de inflexión, la corriente podría pararse completamente dentro de un siglo y que la tendencia actual se dirige en esa dirección. Si eso sucediera, las temperaturas promedio bajarían varios grados en América del Norte, partes de Asia y Europa y la gente sufriría sus graves consecuencias en todo el mundo.

También descubrimos una señal de alarma temprana basada en la física que puede alertar al mundo cuando la corriente del océano Atlántico se acerca a su punto de inflexión.

Las corrientes oceánicas son impulsadas por vientos, mareas y agua en diferentes densidades.

 

En la corriente del océano Atlántico, el agua superficial relativamente cálida y salada cerca del ecuador fluye hacia Groenlandia. Durante su viaje cruza el Mar Caribe, gira hacia el Golfo de México y luego fluye a lo largo de la costa este de Estados Unidos antes de cruzar el Atlántico.

Esta corriente, también conocida como Corriente del Golfo, trae calor a Europa. A medida que fluye hacia el norte y se enfría, la masa de agua se vuelve más pesada. Cuando llega a Groenlandia, comienza a hundirse y fluir hacia el sur. El hundimiento del agua cerca de Groenlandia atrae agua de otras partes del océano Atlántico y el ciclo se repite, como sucede en una cinta transportadora.

Demasiada agua dulce del derretimiento de los glaciares y la capa de hielo de Groenlandia puede diluir la salinidad del agua, evitando que se hunda y debilitando esta cinta transportadora oceánica. Una cinta transportadora más débil transporta menos calor hacia el norte y también permite que agua menos pesada llegue a Groenlandia, lo que debilita aún más la fuerza de la cinta transportadora. Una vez que llega al punto de inflexión, se detiene rápidamente.

La existencia de un punto de inflexión se observó por primera vez en un modelo demasiado simplificado de la corriente del océano Atlántico a principios de la década de los 60. Hoy, modelos climáticos detallados indican una continua disminución de la fuerza de la cinta transportadora debida al cambio climático. Sin embargo, un cierre brusco de la corriente del océano Atlántico parecía no contar para estos modelos climáticos.

Aquí es donde entra en juego nuestro estudio. Realizamos un experimento con un modelo climático detallado para encontrar el punto de inflexión para un cierre abrupto aumentando lentamente la entrada de agua dulce.

Descubrimos que una vez que alcanza el punto de inflexión, la cinta transportadora se detiene al cabo de 100 años. El transporte de calor hacia el norte se reduce considerablemente, lo que provoca cambios climáticos bruscos.

Las regiones influenciadas por la Corriente del Golfo reciben sustancialmente menos calor cuando la corriente se detiene. Esto enfría unos pocos grados los continentes norteamericano y europeo.

El clima europeo está mucho más influenciado por la Corriente del Golfo que otras regiones. En nuestro experimento, eso significó que partes del continente cambiaron a más de 3 grados Celsius por década, mucho más rápido que el calentamiento global actual de aproximadamente 0,2 °C por década. Descubrimos que algunas partes de Noruega experimentarían caídas de temperatura de más de 20 °C. Por otro lado, las regiones del hemisferio sur se calentarían unos pocos grados.

Estos cambios de temperatura se desarrollan a lo largo de unos 100 años. Puede parecer mucho tiempo, pero en escalas de tiempo climáticas típicas, es bastante brusco.

El parón de la cinta transportadora también afectaría el nivel del mar y los patrones de precipitación, lo que puede acercar otros ecosistemas a sus puntos de inflexión. Por ejemplo, la selva amazónica es vulnerable a la disminución de la precipitación. Si su ecosistema forestal se convirtiera en praderas, la transición liberaría carbono a la atmósfera y provocaría la pérdida de un valioso almacén de carbono, acelerando aún más el cambio climático.

La corriente atlántica se desaceleró significativamente en el pasado distante. Durante periodos glaciales, cuando las capas de hielo que cubrían gran parte del planeta se estaban derritiendo, la entrada de agua dulce ralentizó la corriente del Atlántico, provocando enormes fluctuaciones climáticas.

Entonces, ¿cuándo veremos este punto de inflexión?

La gran pregunta: ¿cuándo llegará la corriente atlántica a un punto de inflexión?, sigue sin respuesta. Las observaciones no se remontan lo suficiente como para proporcionar un resultado claro. Si bien un estudio reciente sugirió que la cinta transportadora está rápidamente acercándose a su punto de inflexión, posiblemente dentro de unos años, estos análisis estadísticos llevaron a varios supuestos que dan lugar a la incertidumbre.

En cambio, pudimos desarrollar una señal de alerta temprana observable y basada en la física que involucra el transporte de salinidad en el límite sur del océano Atlántico. Una vez que se alcanza un umbral, es probable que se alcance el punto de inflexión en unas cuatro décadas.

Los impactos climáticos de nuestro estudio subrayan la gravedad de un colapso tan brusco de esta cinta transportadora. Los cambios de temperatura, nivel del mar y precipitaciones afectarán gravemente a la sociedad, y los cambios climáticos son imparables en escalas de tiempo humanas.

Podría parecer contradictorio preocuparse por el frío extremo a medida que el planeta se calienta, pero si la corriente principal del océano Atlántico se detiene debido al exceso de agua de deshielo, ese es el riesgo que se avecina.

 

René van Westen es Investigador postdoctoral en Física del Clima en la Universidad de Utrecht, en Países Bajos. Henk A. Dijkstra es profesor de Física en la Universidad de Utrecht. Michael Kliphuis es especialista en modelos climáticos en la Universidad de Utrecht.

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